Naturaleza e Imperio. Araucanía, Patagonia, Pampas, 1598-1740

MARGARITA GASCON

Dunken

Lugar: Buenos Aires; Año: 2007 p. 184

978 987 02 2587 4

Dos fuerzas actuaron en la formación de las sociedades de nuestro continente desde 1492: el imperio y la naturaleza. La incesante movilización de las potencias en busca de recursos naturales y de mercados está lejos de ser una novedad de la reciente globalización. Es una vieja historia. Desde el siglo XV, España, Portugal, Holanda, Francia e Inglaterra se lanzaron al Atlántico para expandir su dominación sobre América, África, Asia y Oceanía. El Atlántico dejó de ser un océano desconocido y poblado de seres extraños para pasar a ser el pasaje de naves cargadas con los recursos naturales y humanos que, transformados en mercancías – desde la plata de América a los esclavos de África -, fueron la gloria y el bienestar de algunas sociedades y la tragedia y dislocación de otras. En el último sur de la América del Sur, un proceso se inició a fines del siglo XVI, determinado por la naturaleza y el imperio. La disponibilidad y distribución de recursos naturales y humanos en la Patagonia, Araucanía y Pampas marcó las apetencias imperiales, pero a su vez, influyó en el diseño de la defensa continental y en la vida de las comunidades locales, tanto indígenas como españolas.