Releer y re-escribir como posibilidades de abrir sentidos. Miguel A. Virasoro: momentos de un filosofar.

FLORENCIA ZALAZAR

Otro; III Coloquio Internacional de pensamiento crítico del sur; 2017

Pensar la filosofía argentina de mediados del siglo veinte nos impele a plantearnos algunas cuestiones y nos sitúa, por tanto, frente a una serie de interrogantes: ¿Cómo ingresar en ese universo de voces específico pero a la vez múltiple?; ¿a partir de cuáles mapas ubicar coordenadas y recortar un territorio de pensamiento para explorar?, ¿qué meta queremos alcanzar con este mirar retrospectivo? Cuestión, esta última, imprescindible para iniciar la marcha, ya que toda búsqueda supone, aunque sea a tientas, pre-bosquejar un punto de llegada que se presenta como aquello que deseamos alcanzar y entonces salimos a buscarlo. Uno de los problemas filosóficos que en particular nos interesa y que convoca a varios intelectuales por ese entonces es la pregunta por la especificidad de la existencia humana. Conceptualizar este horizonte es por lo tanto objeto de reiteradas experiencias de pensamiento, en las cuales quienes asumen dicha tarea encuentran no pocos obstáculos. Cómo forjar un concepto que contemple esas zonas menos iluminadas e inmediatas del sujeto, ligadas más bien al cuerpo, a los afectos y a la vida práctica pre-reflexiva; de qué modo trazar límites sobre aquello que se presenta bajo el signo de lo contingente, que es libre proyecto y que, por tanto, no puede ser definido de antemano.