INCIHUSA   20883
INSTITUTO DE CIENCIAS HUMANAS, SOCIALES Y AMBIENTALES
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
El exilio no fue dorado... Las condiciones de vida de los exiliados chilenos en Mendoza entre 1973 y 1989
Autor/es:
ALEJANDRO PAREDES
Lugar:
Santiago de Chile
Reunión:
Jornada; III Jornadas de Trabajo sobre Exilios Políticos del Cono Sur en el siglo XX; 2016
Institución organizadora:
Universidad Nacional de La Plata, Universidad de Santiago de Chile y Universidad de Chile
Resumen:
El objetivo que guió a este trabajo fue el de reconstruir la experiencia en Mendoza, de los exiliados chilenos de la dictadura pinochetista que fueron asistidos por el Comité Ecuménico de Acción Social, a partir de su archivo. Para ello se realizaron entrevistas a informantes claves, se revisaron publicaciones periódicas de Mendoza y Santiago de Chile y fue analizado el archivo del Comité Ecuménico de Acción Social (CEAS). Este archivo está compuesto por documentación sobre la protección de 2.539 casos de inmigrantes chilenos reconocidos por ACNUR como refugiados políticos. Este trabajo parte de la hipótesis que el mito del Exilio Dorado es inconsistente con las condiciones de vida de los exiliados chilenos en Mendoza entre 1973 y 1989.Los exiliados chilenos en Mendoza entre 1973 y 1989, sufrieron el destierro, la pobreza y la persecución. Argentina también se vio sumergida en una aguda crisis política, a la cual siguió el golpe de Estado de 1976. La situación se agravó todavía más, con la Operación Cóndor y el conflicto del Beagle que estuvo a punto de causar la guerra entre Argentina y Chile (1977-1978). Como resultado, los exilados fueron estigmatizados por su doble condición de ser, a la vez, miembros de un país cuasi-enemigo y potenciales subversivos ya que habían apoyado a un gobierno comunista. En este contexto, los testimonios dan cuenta de como sufrieron privaciones de todo tipo. Durmieron hacinados en hoteles y pensiones; renunciaron a sus profesiones para trabajar de obreros no calificados; no tuvieron acceso a la salud ni a la educación. Fueron condenados a perder sus lazos emocionales, se rompieron muchas de sus familias, experimentaron la tensión, la persecución, la humillación, la pobreza y, muchas veces, la indigencia. Mientras tanto, el gobierno de su propio país los desprestigió construyendo la imagen falsa del "Exilio Dorado".