INCIHUSA   20883
INSTITUTO DE CIENCIAS HUMANAS, SOCIALES Y AMBIENTALES
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
Distribución desigual de las capacidades de investigación: análisis exploratorio para el caso de las ciencias sociales argentinas
Autor/es:
BEKERMAN, FABIANA
Lugar:
Mendoza
Reunión:
Seminario; XIII Seminario Argentino Chileno, VI Seminario Cono Sur de Ciencias Sociales, Humanidades y Relaciones Internacionales. ?Independencias y dictaduras en el Cono Sur; 2016
Institución organizadora:
Centro de Estudios Trasandinos y Latinoamericanos, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Nacional de Cuyo
Resumen:
El campo científico universitario argentino, sostenido históricamente por el CONICET y las Universidades nacionales, es un espacio fuertemente institucionalizado y dotado de grandes recursos, sobre todo durante la última década en la cual se produjo una marcada expansión, pero, al mismo tiempo, es estructuralmente heterogéneo debido a la distribución desigual del poder científico entre instituciones y disciplinas (Beigel, 2015, 2016). En el marco del trabajo colectivo que desarrollamos en PIDAAL nos proponemos profundizar en esas asimetrías que, sintéticamente, se manifiestan en los siguientes aspectos. En primer lugar, en las tensiones de la política científico-universitaria en un campo predominantemente público donde existe una única agencia estatal de evaluación universitaria (CONEAU) que acredita tanto al sistema público como privado. Este sistema está conformado por 52 universidades públicas, que concentran el 79% de la matrícula de grado y ejecutan casi la totalidad de las actividades de investigación, frente a 49 universidades privadas, que complementan esta distribución ocupando un rol insignificante. En la última década ha habido un crecimiento exponencial de investigadores del CONICET y del presupuesto de investigación en organismos dependientes del Ministerio de Ciencia, Tecnología en Innovación Productiva (MINCYT), mientras que el presupuesto para el Programa de Incentivos para docentes-investigadores perteneciente a las Universidades nacionales se ha estacionado presupuestariamente. La relación entre investigación y docencia muestra una falta de articulación, no solamente en el nivel de las políticas de investigación que se planifican en ámbitos escindidos (MINCYT y Ministerio de Educación) sino, también, en las políticas institucionales (los investigadores del CONICET no tienen obligación de enseñar en las universidades y la trayectoria de investigación no es determinante en la Carrera docente en la mayoría de las universidades nacionales). En segundo lugar, hay una distribución desigual de las capacidades de investigación en términos regionales (más de la mitad de los investigadores del CONICET se concentran en la Capital Federal -CABA- y la zona metropolitana de Buenos Aires), institucionales (las universidades más grandes y tradicionales concentran la mayor porción de investigadores y recursos) y disciplinares (las universidades concentran principalmente las ciencias sociales y humanidades así como las ciencias agrarias mientras que el CONICET absorbe la mayor parte de los investigadores e institutos pertenecientes a las ciencias biológicas, de la salud, exactas y naturales). En tercer lugar, se observa una tensión entre culturas evaluativas divergentes, que se expresa en científicos nacionalmente orientados y científicos integrados internacionalmente, con mayor asiento en una u otra institución: en el CONICET la evaluación científica está centrada en la indexación de publicaciones internacionales mientras que en las universidades la evaluación si bien es muy diversa según cada institución, dominan los antecedentes docentes y el reclutamiento endógeno. Finalmente, y en cuarto lugar, las asimetrías se manifiestan en los circuitos de publicación donde encontramos un circuito local, alimentado por docentes universitarios; un circuito transnacional y regional latinoamericano, estimulado por las ciencias sociales y humanas del CONICET y los docentes-investigadores de las grandes universidades nacionales y un circuito mainstream, circunscripto básicamente a los investigadores del CONICET que pertenecen a las ciencias exactas, naturales, biológicas y de la salud. Estas constataciones junto con otros datos empíricos que hemos analizado en trabajos previos , nos permiten sostener que la investigación está concentrada en el CONICET, sobre todo en términos presupuestarios; mientras que las universidades se ocupan casi exclusivamente de las tareas docentes, salvo contadas excepciones de universidades antiguas y prestigiosas que han desarrollado una carrera de investigación en sus propios centros o institutos. Este panorama parece cumplirse para todas las disciplinas pero presenta particularidades en el caso de las ciencias sociales, las cuales como veremos más adelante tienen una marcada presencia en las universidades: el 91% del total de institutos de investigación de ciencias sociales existentes en el sistema científico-universitario depende exclusivamente de una universidad nacional y el 51% de los investigadores pertenecientes a estas disciplinas tiene como lugar de trabajo un instituto universitario. A su vez, la distribución de estos recursos entre las universidades muestra una fuerte concentración en algunas de ellas. Todo esto indica que las ciencias sociales son un caso por demás interesante para profundizar y conocer cómo se distribuyen sus recursos, en qué estado está la investigación que se desarrolla en esta área, cómo son los vínculos entre investigación y docencia, entre otros aspectos. En la primera parte del trabajo nos proponemos retomar algunos elementos del desarrollo histórico de las políticas científicas, sobre todo, en el CONICET y en las universidades, para alumbrar el análisis empírico que realizaremos sobre dos bases de datos construidas en el marco de PIDAAL. Y, en la segunda parte, haremos un análisis comparativo de dos subsistemas que concentran los recursos institucionales y humanos de las ciencias sociales argentinas: CONICET y UBA.