INCIHUSA   20883
INSTITUTO DE CIENCIAS HUMANAS, SOCIALES Y AMBIENTALES
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
El mito de la soberanía tecnológica
Autor/es:
GERMAN DARTSCH; PABLO DARTSCH
Lugar:
Mendoza
Reunión:
Congreso; 12º Congreso Nacional de Ciencia Política; 2015
Institución organizadora:
Sociedad Argentina de Análisis Político
Resumen:
Las primeros rudimentos de este trabajo surgen durante nuestra participación en las pasadas 43 Jornadas Argentinas de Informática, ocurridas del 1 al 5 de septiembre del 2014. Como parte del simposio de tecnología y sociedad ? espacio de importantes exposiciones sobre software libre, alfabetización digital (tal nuestro tema), impacto de la informática en la sociedad, economía de los bienes inmateriales, etc ? hubo un por demás interesante panel sobre Soberanía Tecnológica. Ahora bien, el concepto de buenas a primeras suena problemático, y parece compartir el mismo espíritu compartido por muchos de nosotros (no nos exceptuamos) que creemos en las posibilidades de la tecnología con un optimismo que puede hacernos pasar por alto serias amenazas que redunden en la imposibilidad misma de lo que nos proponemos. Por Soberanía Tecnológica se entiende, en palabras de los panelistas, el control total por parte del pueblo Argentino ? a través del Estado ? de las herramientas informáticas (hardware y software) utilizadas, al menos en principio, en las instituciones públicas. Asimismo, el concepto contiene la idea de la independencia total ? dentro de los límites que la realidad oponga ? de empresas privadas (no quedó claro si todas ellas, o las nacionales cuentan con algún favor). Los panelistas, con sobriedad, dejaron entrever ciertos problemas del concepto que delimitan su alcance. Sin embargo pusieron al descubierto también, a través de los debates entre ellos y con nosotros, los asistentes, ciertas cuestiones que poco se cuestionan, se tengan en cuenta o no. Esto nos puso en guardia, pues pareciera que un tema tan importante como el que motivaba el panel, que requiere de una precaución y cautela que equilibren la balanza frente a tanto entusiasmo tecnológico, estaba montado en la sociedad (al menos en la parte de la sociedad que se ocupa de esto) a la manera del mito que describe Roland Barthes (Barthes, 2003). Es por esta razón que se nos hizo necesario poner en claro y de manifiesto nuestras ideas y escribir este trabajo, tratando de desmontar este mito para que una cuestión de tal importancia no se pierda en la nebulosa del mito que, según Barthes, ?no niega las cosas (?) simplemente las purifica, las vuelve inocentes, las funda como naturaleza y eternidad, les confiere una claridad que no es la de la explicación, sino la de la comprobación? (Barthes, 2003: pp. 238-239). Nada más contrario que el mito a lo que los desafíos que la sociedad de la información (mantengamos este término por ahora) nos demandan. Si, por ejemplo, ahora tenemos netbooks en cada alumno de cada escuela gracias al Plan Conectar-Igualdad, de ninguna manera se trata de adoptar la idea de que ?ya están acá, ahora hay que hacer algo con ellas?. Esto es cierto, pero de ninguna manera es tan simple el asunto, todo tiene una historia, y todo objeto técnico y práctica social lleva en su corazón la impronta de las relaciones sociales que las produjeron, y esto debe ser discutido. Se trata entonces de disipar el mito para devolver a toda habla sobre la Soberanía Tecnológica el fuerte tinte político que merece, que va más allá de la discusión sobre la implementación de políticas públicas sobre la adopción de tal o cual herramienta, sino que llega incluso al punto de relativizar cuánta soberanía ? de cualquier tipo ? es posible pretender en el capitalismo imperialista en el que vivimos. Nada de esto se ignora, pero no se discute, y el mito busca justamente esto: nada se oculta, pero todo se presenta naturalizado. El objetivo de este trabajo es desmitificar tanto como se puede y deconstruir el concepto de Soberanía Tecnológica para que, cuando llegue el momento de rearmarlo, se hagan visibles aquellos aspectos que el mito vela. Este trabajo no puede ser exhaustivo, pero sí una contribución. Nada más pretendemos.