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El desarrollo urbano en las ciudades del siglo XXI es el resultado de un modelo basado en una estrategia de crecimiento constante. Esto ha tenido como efecto un inadecuado balance y equilibrio entre crecimiento, dinámica y estructura urbana y un bajo nivel de eficiencia en la utilización de los recursos y funciones ambientales que ofrecen los sistemas biofísicos de la ciudad. En el caso particular del Gran Mendoza, el progresivo crecimiento del conglomerado urbano y su necesidad de nuevas tierras para urbanizar ha tomado dos direcciones claramente identificables: una, hacia el oasis irrigado, invadiendo una rica y limitada zona de producción agrícola intensiva; y la otra, hacia el oeste, ascendiendo sobre el piedemonte. En este último caso, los sucesivos asentamientos humanos planificados o espontáneos, lejos de generar procesos integradores y adaptados al medio, han colaborado para producir un constante deterioro de la calidad ambiental. Estudios del fenómeno de la isla de calor urbana para la ciudad de Mendoza, revelan el impacto negativo de la urbanización de los sectores periurbanos sobre los perfiles de temperatura de la ciudad, sobre todo de la zona correspondiente al piedemonte, donde la magnitud de la isla de calor puede alcanzar hasta 9 ºC. La intensa magnitud de la isla de calor diurna sobre el piedemonte se explica considerando que el sellamiento de suelo ocasionado por la urbanización desmedida del mismo, sumado a las propiedades térmicas de los materiales que lo componen (ripio, roca y suelos pobres), aumentan la inercia térmica de este sector, que extiende su periodo de enfriamiento hasta las primeras horas de la mañana. Incrementar la temperatura del piedemonte no solo actúa en detrimento de las condiciones de confort y el incremento de los consumos energéticos para el acondicionamiento térmico de las viviendas durante el verano; sino que a mayor escala, modifica los perfiles de viento disminuyendo un recurso que es indispensable para la ventilación, la purificación delaire y el refrescamiento de la ciudad. Este trabajo analiza diferentes esquemas de urbanización presentes en el piedemonte del Gran Mendoza en función de su morfología, identificando las estructuras urbano-espaciales de acuerdo con: su pendiente, sus esquemas de amanzanamiento y distribución de lotes (tamaño y orientación); diseño, dimensionado y materialidad de redes de circulación y drenaje; configuración y tipo de vegetación. Apartir de un conjunto de indicadores energéticos-ambientales caracteriza cada esquema, y realiza un diagnóstico a escala macro, tomando como base las directivas propuestas tanto por las reglamentaciones o códigos existentes en Mendoza, como por aquellas reglamentaciones y códigos de urbanización de ciudades con características similares a Mendoza, con espacios de piedemonte,pertenecientes a Estados Unidos y Canadá. Se detecta que los esquemas de asentamientos urbanos evaluados no cumplen con las legislaciones existentes para Mendoza, ni con las internacionales. El objetivo final es sentar bases técnicas para la elaboración de normas a incorporar a los Códigos de Edificaciones que garanticen el desarrollo urbano sustentable del piedemonte y la elaboración depolíticas públicas para la prevención de desastres naturales y el ordenamiento integral del territorio.