INCIHUSA   20883
INSTITUTO DE CIENCIAS HUMANAS, SOCIALES Y AMBIENTALES
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
Inventario de huella de agua de la vid para vinificar en Mendoza
Autor/es:
CIVIT, B; CURADELLI, S; PIASTRELLINI, R; ARENA, AP
Lugar:
Mendoza
Reunión:
Encuentro; III Encuentro Argentino de Ciclo de Vida y II Encuentro de la Red Argentina de Huella Hídrica. ENARCIV 2014; 2014
Institución organizadora:
Grupo CLIOPE, UTN-FRMendoza
Resumen:
Mendoza es la provincia con mayor producción de uvas para vinificar de la Argentina. Dicha producción ha presentado un importante crecimiento a lo largo de los últimos años. En tierras secas, la agricultura está condicionada por la disponibilidad de agua superficial y subterránea, porque las precipitaciones no son suficientes para satisfacer las necesidades de agua de los cultivos. Estos tipos de tierras se caracterizan por el índice de aridez, que relaciona la precipitación anual con la evapotranspiración potencial. Cuando esta relación es inferior a 0,05 o entre 0,05 y 0,20 se clasifican como hiperárido y árido respectivamente. Este es el caso de la provincia de Mendoza. Este trabajo tiene por objeto elaborar un inventario de huella hídrica de la uva, materia prima principal del emblemático producto regional: el vino. Los resultados se muestran en mapas de huella hídrica obtenida para los varietales tintos: Cabernet Sauvignon, Malbec, Bonarda y Syrah, y para los varietales blancos: Pedro Giménez y Chardonnay, teniendo en cuenta la superficie cultivada de cada una, el rendimiento y el tipo de riego (superficial o presurizado) de acuerdo a datos estadísticos y a información relevada en encuestas a productores locales entre 2011 y 2013. En los cálculos de los requerimientos hídricos de cada variedad, se modificaron los coeficientes de cultivo (kc) para cada riego considerado. Para el caso de las uvas tintas, el rango de agua total (suma de agua azul y agua verde) encontrada va desde un mínimo con riego presurizado en las uvas Bonarda de 11, 3 m3/Q y un máximo de 145,58 m3/Q para las uvas Cabernet Suavignon. Esta misma relación se encontró para el caso del riego superficial. En las blancas, el mínimo se encontró con uvas Chardonay, tanto para riego presurizado como superficial con 28,7 y 32, 7 m3/Q respectivamente, mientras que los máximos se verificaron para las uvas Pedro Giménez con 165 y 187 m3/Q respectivamente. La primera observación que se puede realizar sobre los resultados obtenidos es que no se encontraron grandes diferencias en el inventario de huella hídrica de acuerdo al tipo de riego utilizado para el suministro de agua. Esto es consecuencia del concepto de uso de agua en el cálculo de la huella hídrica propuesto por Hoekstra y col (2011) que considera que el agua que no se consume y retorna a la cuenca, no forma parte de la huella. Esta situación, y sobre la base de trabajos anteriores como el de Civit y col (2012) en el que se encontró que para sistemas de riego de baja eficiencia el agua suministrada a la planta alcanzaba valores hasta tres veces mayores que para sistemas de buena eficiencia, se decidió evaluar el impacto de que la extracción de agua por encima de la realmente requerida tiene sobre la disponibilidad para otros usos, según Ridott (2013). Para ello se determinaron los Índices de escasez hídrica para cada cuenca y se obtuvo el valor máximo en cado caso analizado. De este modo, se pudo demostrar que el uso de sistemas de riego ineficientes compromete la disponibilidad de recursos hídricos en tierras secas, para todos los usos destinados a satisfacer las necesidades de la población. Se espera que este trabajo contribuya a la toma de decisiones por parte de productores con la finalidad de disminuir el impacto por uso de agua.