¿Puede historiarse la filosofía sin hacerse filosofía? El modo de proceder de Tomás de Aquino en su atribución de la creación a Aristóteles

SANTIAGO ARGÜELLO

¿Qué hace el historiador?

Altazor

Lugar: Viña del Mar; Año: 2015; p. 305 - 330

Tras haberse discutido largamente en la primera mitad del s. XX el valor de los comentarios de Tomás de Aquino a Aristóteles respecto de la originalidad o no de la exégesis que el autor medieval ha hecho del griego, luego pasó a discutirse también la fidelidad o no de dicha exégesis. En el marco de una discusión sobre cuestiones relativas a la naturaleza de la historia como ejercicio intelectual, no puede pasarse por alto que un historiador de la filosofía es, ciertamente, un tipo de historiador. Y así como cabe preguntarse si el historiador de sucesos prácticos tiene el derecho de realizar algún tipo de juicio sobre la historia o, por el contrario, debe evitarlo, de modo similar cabe indagar si el historiador de las ideas debe limitarse simplemente a transmitirlas o si, por el contrario, está correctamente en el derecho de efectuar interpretaciones que favorezcan a su propio sistema o modo de pensar. Intérpretes muy renombrados de la segunda mitad del s. XX han discutido si, en S.th., I, q.44, a.2, Tomás de Aquino ha atribuido o no una doctrina de la creación a Aristóteles. En el marco de la problemática aludida, nos disponemos a indagar, no ya directamente la fidelidad o no de Tomás de Aquino a Aristóteles en ese punto, sino cuál sea el método utilizado por Tomás para leer o interpretar el «hecho» de la filosofía aristotélica en torno a la idea de creación. Es evidente que, una vez aclarado este método, la cuestión en torno a la fidelidad o no de Tomás al Filósofo habrá obtenido los principios de su solución.