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Los abusos del historicismo del siglo XIX y principios del XX contaron con la crítica de la escuela de los Annales, que descartó la historia política y evenemencial. La propuesta alternativa al historismo fue el positivismo cuantitativo. Sin embargo, las incertidumbres que provocó la historia social científica dio lugar, por una parte, a la narrativa. La microhistoria y la técnica narrativa para acercarse al pasado significaron seguir buscando una respuesta a las grandes cuestiones planteadas por el historicismo, pero con la idea de que se estaba entablando un diálogo con el pasado en el que se parte, como hacen los antropólogos, desde el individuo para recrear desde su punto de vista, que es el lugar del espectador o del personaje, el entramado general de la sociedad en que vive (Bouzas Álvarez). Por otra parte, surgieron propuestas macrohistóricas, de las que, sin caer en las presunciones social cientificistas, la más apreciable es la Neue Sozialgeschichte o Nueva historia social alemana, nacida a finales de la década de 1960, y entre cuyos antecedentes se encuentra la obra de Otto Brunner. Este autor ha sido un pionero en la renovación de la historia jurídico institucional, y eje de su propuesta es Verfassungsgeschichte, un término difícil de traducir y de definir, pero que podría equivaler a la historia constitutiva -no constitucional-, que sería un modelo de historia social nacido para acercarse a la estructura política y social de la Europa anterior al triunfo del Estado liberal y de su Constitución. El libro en que está publicado en este capítulo recoge una selección, organización y revisión de las ponencias más representativas del Encuentro de la Asociación Argentina de Profesores e Investigadores de Historia del Derecho celebrado en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Cuyo en 2009.