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Las configuraciones de los Estados en America Latina asumen una estructura punitiva que se fue ajustando a partir del desembarco de la doctrina de Tolerancia Cero impulsada y difundida por el Manhattan Institute en la región, llevando al incremento de las detenciones arbitrarias y el atropello policial por portación de rostro. Al mismo tiempo, los mecanismos y dispositivos sobre los que se montan las políticas se enlazan con imaginarios que cristalizan y circulan en lo cotidiano: sensibilidades de lo que es vivido y vivible como inseguro, de aquello que es digno de confianza o temor e incluso de lo que debe resultar terrorífico a los sentidos. En este esquema, las construcciones metonímicas de la sensibilidad han llegado a definir corporalidades específicas a las que sospechar, culpar y oprimir: Cuerpos-victimas como portadores de una sospecha que se considera legítima; pobres avasallados por los dispositivos aseguradores, rotulados como victimarios desde la arbitrariedad y el atropello policial. Desde este panorama, consideramos prioritario preguntarnos ¿Cuáles son las vivencias narradas desde esos sujetos sospechados?, ¿Qué sensibilidades construyen en torno a las políticas de control? La presente comunicación parte del análisis de testimonios y denuncias realizadas entre 2005 y 2008 en la ciudad de Córdoba, para avanzar sobre el complejo entramado que se establece entre mecanismos y dispositivos de poder, narrativas de la inseguridad y vivencias cotidianas en los sectores marginales. Este trabajo se encuentra inscripto dentro de un proyecto colectivo sobre urbanismo estratégico y las vivencialidades de clase. En esta línea, su propósito se encuentra guiado a des-anclar la relación entre sensibilidades del miedo y materialidad de la política social como resultados de la estructura de relaciones existente en el sistema capitalista.