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En el libro 2 de Argonáuticas, Apolonio relata cómo los argonautas se salvan de un encuentro violento con las amazonas, gracias a la intervención de los vientos enviados por Zeus, e inserta en la narración excursos sobre la vida de este pueblo de guerreras (2, 985-1000). Se trata de micro-excursos que se insertan en la narración principal en un modo parentético; la afirmación de que el encuentro no se realizó da pie a la descripción de las costumbres de las amazonas, siguiendo el esquema etnográfico de la negación de principios de vida del mundo cultural griego. A esta descripción le sigue una serie de tres excursos etnográficos sobre pueblos del Ponto, que se basan también en el principio de la inversión de las costumbres y se relacionan estrechamente con el modelo de las amazonas. Esta serie de excursos siguen un esquema en el que, a medida que uno se aleja de la Hélade, la ruptura de las costumbres consideradas standard se hace más evidente, hasta llegar al punto máximo de otredad, representado por la Cólquide, tierra en la que se encuentra el vellocino de oro custodiado por una terrible serpiente pre-olímpica, el cruel rey Eetes y su hija Medea, la futura prometida del héroe griego Jasón. Sin embargo, lo que parece la repetición de un esquema helenocéntrico se ve complejizado a lo largo de la narración, ya que, unas veces, lo griego y lo no-griego se oponen y, otras, parecen converger. En este trabajo analizaremos la función de los excursos sobre las amazonas en la trama narrativa y las relaciones que se pueden articular con los episodios centrales de una obra que nos presenta una historia de diferencia e interacción cultural, unas veces en forma de confrontación y, otras, de apropiación de lo ?otro?. Esta interacción adquiere una significación particular, al ser presentada como parte de un pasado épico de un mundo culturalmente multidimensional: el Mediterráneo Oriental en el siglo III a.C.