INVESTIGADORES
ORFEO Oscar
artículos
Título:
Las aguas brillantes de Corrientes
Autor/es:
ORFEO, OSCAR
Revista:
El Ojo del Cóndor
Editorial:
Instituto Geográfico Nacional
Referencias:
Lugar: Buenos Aires; Año: 2012 p. 7 - 9
ISSN:
1853-9505
Resumen:
La rica toponimia guaraní reconoció con el nombre ?aguas que brillan? (Y verá) a lo que hoy llamamos ?Macrosistema Iberá? o comúnmente ?Esteros del Iberá?. Con dicha denominación identificamos a uno de los humedales tropicales más importantes de la biósfera en términos de su extensión y de las especies que lo habitan, tanto animales como vegetales. Comprende un sistema hídrico complejo compuesto por esteros, bañados, lagos someros y cursos fluviales interconectados. Territorialmente tiene más de 12.000 km2 en Argentina, aunque continúa en la República de Paraguay con el nombre de Esteros de Ñeembucú. Alcanzan en total unos 45.000 km2 de superficie (Neiff, 2004). Ubicado en el corazón de la cuenca del Plata, el Iberá ocupa el área central de la Provincia de Corrientes en forma elongada, siguiendo su eje mayor una dirección Noreste-Suroeste (Figura 1). Desde el punto de vista geológico forma parte de la región mesopotámica dentro de la amplia cuenca del río Paraná, con el cual mantiene una íntima asociación genética. La morfología de los Esteros del Iberá está controlada pasivamente por una serie de antiguas fallas del subsuelo (Padula y Mingramm, 1968). Una de ellas es la falla Ituzaingó-La Paz (Iriondo, 1987), que divide a la Provincia de Corrientes en dos grandes bloques: uno occidental (hundido) y el otro oriental (elevado), que coincide con el límite oriental de los Esteros del Iberá. El borde elevado del bloque oriental origina una divisoria de aguas dentro de la Provincia de Corrientes con pendiente hacia los ríos Paraná y Uruguay. La suave inclinación de los bloques tectónicos del subsuelo hacia el Este condiciona un desagüe difuso en dirección a la cuenca del Paraná. En cambio, el drenaje hacia la cuenca del Uruguay está mejor definido debido a la mayor inclinación del terreno. La depresión tectónica del Iberá tiene fondo casi plano, si bien en el borde Noroeste afloran lomadas arenosas con su eje longitudinal orientado, como fue señalado, en sentido Noreste-Suroeste. Dichas lomadas constituyen relictos del modelado fluvial precedente en la misma región. Los sedimentos del albardón (o cordón ribereño con bosques fluviales), que en la actualidad separa el Iberá del río Paraná, tendría unos 10.000 años; y los suelos de los embalsados de los esteros (islas flotantes formadas por vegetación) fueron datados en unos 3.000 años (Cuadrado y Neiff, 1993). El paisaje actual del Iberá sería, entonces, de edad holocena, es decir, la última y actual época geológica del período Cuaternario. Nuevamente, cabe indicar que la toponimia guaraní tuvo una singular precisión al denominar como ?Padre de las Aguas? (Paraná) al curso fluvial más grande de nuestro país, que a su vez es uno de los seis más destacados del mundo (Orfeo, 2009). Precisamente el río Paraná fue el primero en cruzar en diagonal a la Provincia de Corrientes, constituyéndose en el principal agente modelador del paisaje que posteriormente ocuparon los Esteros del Iberá (Orfeo, 2005). Para comprender la secuencia evolutiva de los últimos episodios geológicos de la región, es necesario referirse a las unidades más antiguas reconocidas en la zona del Iberá. Así identificamos la Formación Solari, conformada por areniscas de origen eólico, de composición cuarzosa con tonalidades rojizas, y la Formación Serra Geral, constituida por rocas volcánicas de composición basáltica (Herbst y Santa Cruz, 1985). Estas unidades limitan al sur a la región de los esteros, desde la laguna Iberá hasta Timbocito aproximadamente; y también afloran o se encuentran cerca de la superficie en el extremo noreste de la provincia, inclinándose y hundiéndose hacia el suroeste con pendiente del orden de 1%.