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El arsénico (As) es uno de los metales tóxicos más abundantes de nuestro medioambiente y es cancerígeno para humanos. El arsénico movilizado por el agua llega directamente a toda la biota o ascendiendo por la cadena trófica y esto trae aparejado un trágico impacto sobre la salud ambiental, incluida la salud humana (1). Por eso se trata de un problema de salud global con más de 200 millones de personas expuestas (y daño ecológico) (2) con el inconveniente que los métodos físicos y químicos utilizados para su remoción tienen limitaciones graves como el alto costo, la mano de obra especializada y la alteración de las propiedades del suelo o agua tratadas. En contraste, la fitorremediación es una tecnología de menor costo, bastante eficiente, novedosa, respetuosa del medio ambiente (3). En nuestro laboratorio hemos probado la capacidad remediadora de algunas especies macrófitas recolectadas en la Patagonia Norte. Estas especies fueron seleccionadas por estar en una región con importante presencia de ceniza volcánica por lo que estarían permanentemente expuestas a elementos tóxicos, como hemos podido comprobar (4). Aunque no hemos encontrado un efecto fitorremediador significativo en medios con 100 y 500 µg/L de As, observamos hasta 2.95 mg de As por g de peso seco en las nervaduras de las hojas, medidos con SR-µXRF (micro fluorescencia de rayos X utilizando radiación de sincrotrón). Los resultados sugieren que las plantas utilizadas no serían apropiadas para fitorremediar agua con arsénico. Sin embargo, no se descarta la presencia de biomoléculas como fitoquelatinas u otras, que puedan usarse para la remoción de este elemento. Se están iniciando experimentos de extracción de diferentes fracciones vegetales para investigar esta hipótesis.