IMPORTANCIA DE LAS ENFERMEDADES FÚNGICAS, DAÑOS MECÁNICOS Y FISIOPATÍAS, EN LA POSCOSECHA DE LA MANZANA. UNA MIRADA RETROSPECTIVA.

DOBRA,A.C.; SOSA,M.C.

Buenos Aires

Jornada; • IVJornadas de Biología-Tecnología de Postcosecha y 1ª Jornadas de Postcosecha del Cono Sur.; 2007

FAUBA

 El Alto Valle de Río Negro y Neuquen es la principal zona productora de frutas de pepita de Argentina, iniciándose la producción a principios del siglo pasado, con un notable desarrollo de la conservación frigorífica a principios de la década del ´60. El desarrollo tecnológico y  largos períodos de conservación, aumentaron las perdidas de poscosecha. El objetivo de este trabajo fue hacer una revisión de esta problemática en los últimos 40 años. Las manzanas en conservación son susceptibles a las enfermedades, destacándose como más importantes Penicillium expansum Link, Botrytis cinerea Pers. y Alternaria sp..  Desde 1970 hasta 1987, en que se detectaron las primeras cepas resistentes a los  benzimidazoles, el control con estos fungicidas  fue muy eficaz. Durante los años 1990 y 1991 los empaques contabilizaron importantes perdidas por la presencia de razas resistentes de P. expansum y B. cinerea. Monitoreos en lotes de manzanas cv. “Red Delicious” conservadas en atmósfera controlada arrojaron perdidas de 8, 10 y 14 %  por P.expansum. En las plantas de empaque,  fue frecuente encontrar en  casos extremos, pérdidas  de hasta un 20% al final del período de conservación, atribuidas a la suma de podredumbres,  daños mecánicos y desórdenes fisiológicos.  La aplicación de técnicas de control   con énfasis en mejorar el manejo de la fruta pre y poscosecha, disminuir fuentes de inóculo de hongos patógenos y la aplicación de fungicidas de diferentes grupos químicos alternados o en mezclas resolvió en parte el problema. En los años 2003  y 2004, en muestreos realizados sobre 64 lotes de 3 frigoríficos representativos se encontró que las pérdidas al final de la conservación en atmósfera controlada tenían como causa principal los daños mecánicos, con medias de hasta un 25%, mientras que las enfermedades fisiogénicas y las podredumbres, variaron entre el 1,5 y  el 4 %. Actualmente es necesario profundizar  estudios sobre métodos de manejo de la fruta en campo y poscosecha para minimizar daños mecánicos y