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En todas las actividades humanas que derivan en consumo energético, se distinguen la parte directa y la indirecta. Por directo se entiende a los consumos de combustibles y electricidad que se realizan para el funcionamiento cotidiano; y por indirecto a la energía que se ha usado para fabricar, trasladar y adoptar los productos, es decir, en este último se reconoce una inclusión o un contenido de energía en cada producto. Estos conceptos se aplican de la misma forma en la construcción, y con el estudio del ciclo de vida se estiman los contenidos energía y emisiones de gases de efecto invernadero. Cuando la eficiencia térmica del edificio no está resuelta, en invierno el confort se logra con las estufas a gas o a leña, y en verano con el funcionamiento del aire acondicionado. En los dos casos se alcanza confort en base a uso de energía, y no en base a buen diseño térmico. En este trabajo se muestra que el alto consumo cotidiano de energía en edificios de la Patagonia supera en muy poco tiempo a toda la energía usada en la fabricación y transporte de los materiales de construcción.