INGEOSUR   20376
INSTITUTO GEOLOGICO DEL SUR
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
La estructura de la faja corrida y plegada de Malargüe en la zona del río Diamante y su relación con la Cordillera Frontal, provincia de Mendoza
Autor/es:
TURIENZO, MARTIN; DIMIERI, LUIS
Lugar:
San Salvador de Jujuy
Reunión:
Congreso; XVII Congreso Geológico Argentino; 2008
Institución organizadora:
Asociación Geológica Argentina
Resumen:
Los trabajos de campo realizados en la región cordillerana del Río Diamante, aproximadamente entre los 34º 30’ y 34º 45’ de latitud sur y 69º50’ y 69º25’ de longitud oeste, permitieron el reconocimiento de rocas de basamento pre-Jurásico que conforman el extremo austral de la Cordillera Frontal, sedimentos Jurásico-Cretácicos que rellenaron el sector sur-mendocino de la Cuenca Neuquina y  rocas sedimentarias e ígneas cenozoicas, principalmente desarrolladas en asociación con el levantamiento de los Andes. Todos estos materiales se encuentran afectados por numerosas estructuras tectónicas desarrolladas durante la orogenia andina. La faja corrida y plegada de Malargüe es un cinturón orogénico de piel gruesa cuya estructuración principal habría comenzado a partir del Mioceno medio (Kozlowski et al. 1993, Giambiagi et al. 2005). Algunos autores consideran la deformación de este sector andino como producto de la inversión tectónica de fallas normales preexistentes (Manceda y Figueroa 1995, Giambiagi et al. 2005). El relevamiento de las unidades aflorantes y las estructuras que las afectan, junto con toda la información sísmica y de perforaciones existente en el área, permitió la confección de tres secciones balanceadas de 45 km de longitud cada una y orientación este-oeste denominadas A, B y C (Fig. 1a). En el análisis de la información tanto de campo como de subsuelo no se observaron evidencias que indiquen la reactivación de fallas previas, y por lo tanto no se considera a este modo de deformación como un proceso dominante. En cambio, en el modelo estructural aquí propuesto se interpreta el desarrollo de grandes estructuras de basamento asociadas a fallas de bajo ángulo producidas durante la deformación andina (Turienzo 2008). Desde un punto de vista regional, la estructura en la zona de estudio está conformada por el importante ascenso de bloques de basamento en el sector occidental y oriental de las secciones entre los cuales queda configurada una zona central donde predomina la deformación en la cubierta sedimentaria (Fig. 1b). La participación del basamento en la deformación en la región occidental se pone de manifiesto por el afloramiento a elevadas cotas topográficas de las rocas del Grupo Cuyo. La presencia de  importantes horizontes dúctiles dentro de la cubierta sedimentaria en dicho sector, favorece la inserción de las estructuras mayores conformando cuñas de basamento. Estas cuñas transmiten un gran acortamiento desde los niveles profundos hacia la cobertura, fundamentalmente a lo largo de las evaporitas de las formaciones Tábanos y Auquilco, generando así una notable deformación epidérmica inmediatamente al este de cada una de estas estructuras. La formación en secuencia normal (piggyback) de las sucesivas cuñas da lugar a un apilamiento de escamas de basamento, similar a lo descripto por Manceda et al. (1992) para la zona de Bardas Blancas, que caracteriza el estilo estructural del sector occidental. La estructuración del basamento en el sector occidental presenta un notable desarrollo en la sección C y disminuye gradualmente hacia el norte (Fig. 1b). En el sector central, la deformación en la cubierta sedimentaria presenta dos estilos que se diferencian con claridad. Al oeste, la abundancia de materiales dúctiles como evaporitas y pelitas favorece el desarrollo de estructuras de plegamiento, las cuales son frecuentemente atravesadas por las fallas que les dan origen y en algunos casos son transportadas hacia el este. En el terreno, estos pliegues se hallan magníficamente expuestos en diversas estructuras que afectan a los estratos rojizos de la Formación Diamante y al yeso de la Formación Huitrín que se aloja en los núcleos anticlinales. El acortamiento transmitido hacia el antepaís desde las estructuras de plegamiento permite la generación de imbricaciones y duplex en los estratos más competentes que se localizan en la región inmediatamente al este. Una serie de imbricaciones de los estratos de la Formación Diamante en la sección A se resuelve hacia el sur montando al Grupo Malargüe sobre los depósitos de la Formación Agua de la Piedra mediante el denominado corrimiento Mesón (Kozlowski 1984). Un sondeo exploratorio ubicado más al este registra una serie de imbricaciones del Grupo Malargüe atribuibles a la acción del corrimiento Sosneado (Nullo et al. 1987) que hacia el norte produce varias repeticiones de los niveles calcáreos de las Formaciones Agrio y Huitrín. El sector oriental corresponde al Cordón del Carrizalito, el cual es ascendido hacia el este por acción de la falla El Carrizalito. Contrariamente a lo que ocurre en el sector occidental, la estructuración del basamento es muy importante al norte (secciones A y B) donde llegan a aflorar las rocas del substrato, y disminuye notablemente hacia el sur (sección C) donde la deformación del basamento es reconocible solo a través de la información de subsuelo. Una característica destacable es el notable desarrollo de retrocorrimientos que afectan a las rocas del zócalo en el dorso trasero de la gran estructura asociada a la falla El Carrizalito. Estas estructuras se aprecian tanto en la sísmica como en afloramientos, en el anticlinal de Lomas Bayas. La deformación del basamento prosigue aún más hacia el antepaís conformando una incipiente estructura como la del Anticlinal del Medio, observado en las líneas sísmicas y controlado por datos de perforación. La restitución de las secciones interpretadas permitió calcular un acortamiento promedio de 14 km (23,6%) tanto para el basamento como para la cubierta sedimentaria.