CICTERRA   20351
CENTRO DE INVESTIGACIONES EN CIENCIAS DE LA TIERRA
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
Contraste reológico granito-encajonante metamórfico en el control regional de las mineralizaciones de flúor del batolito de Cerro Aspero, Sierra de Comechingones, Argentina Central
Autor/es:
MARTINO, R. D.; GUERESCHI, A.B.
Lugar:
Río Cuarto (Córdoba)
Reunión:
Simposio; XIV Reunión de Tectónica; 2009
Institución organizadora:
Universidad Nacional de Río Cuarto
Resumen:
Los yacimientos filonianos son difíciles de ligar genéticamente a las fuentes magmáticas y su emplazamiento está fuertemente condicionado por la tectónica frágil. A menudo se encuentran filones aislados o en campos filonianos, con una estructura más o menos compleja, que suelen reflejar el campo de esfuerzos regional al momento del emplazamiento. Cuando estos yacimientos filonianos están ligados a granitoides, si bien no es la regla, generalmente son periféricos extraplutónicos y su proceso de génesis estaría relacionado con la generación y emplazamiento del magma, principalmente en los últimos estadios del emplazamiento o post-emplazamiento. En el caso de los yacimientos filonianos de fluorita asociados al Batolito de Cerro Aspero, en la Sierra de Comechingones, las mineralizaciones se disponen mayoritariamente en la periferia del batolito (son periféricas intraplutónicas), con extensiones de pocas decenas de metros dentro del encajonante metamórfico, indicando que el contacto granito–metamorfitas y el granito mismo habrían actuado como metalotectos principales. Las vetas están compuestas por fluorita y cuarzo, son de baja temperatura, formadas en un ambiente hidrotermal epitermal (Coniglio et al. 2006). Se orientan aproximadamente este-oeste (N 60º - 120º) y son subverticales o con altos ángulos de buzamiento hacia el sur. A pesar de argumentos geoquímicos que las vinculan indirectamente (Coniglio et al. 2006), estas mineralizaciones no estarían relacionadas directamente con la génesis y emplazamiento del batolito, ya que geocronológicamente están muy separados en el tiempo: el granito tiene edad Devónica superior (369 ± 9 Ma, Pinotti et al. 2006), mientras que la mineralización es Cretácica inferior (117–131 Ma, Galindo et al. 1996). El evento extensional cretácico habría afectado al contacto en el cual interactúan dos rocas de reología contrastada: una dominada por feldespatos (granito) y otra por micas (encajonante metamórfico). En este caso particular, el granito es un monzogranito biotítico porfírico de grano grueso, mientras que las metamorfitas son rocas miloníticas de la Faja de Deformación Dúctil Guacha Corral que habrían controlado el emplazamiento del margen oriental del batolito. Ante la deformación, el granito se habría comportado de manera más rígida, pasible de desarrollar fracturas/fallas extensionales y de cizalla, mientras que el encajonante metamórfico, que habría reaccionado de manera también rígida pero más elástica, no se habría fracturado o lo habría hecho sólo localmente y no en todo su entorno. Un simple experimento de laboratorio, con un análogo natural, refrenda esta hipótesis. Puestos en contacto un cuerpo rígido, envuelto en un cuerpo también rígido pero de mayor elasticidad que el primero, y sometidos a esfuerzos compresivos-extensivos, se producen fracturas/fallas extensionales y de cizalla concentradas en la interfaz de ambos cuerpos. Estas fracturas y fallas se orientan perpendicularmente a dicha interfaz y afectan al cuerpo más rígido, adquiriendo una geometría consistente con la orientación y disposición de los yacimientos filonianos de fluorita de la periferia del Batolito de Cerro Aspero. Eventualmente este modelo podría extenderse a las mineralizaciones de flúor asociadas al Batolito de Achala que presenta distribuciones similares.