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En el año 2010 vecinos de la localidad de Almafuerte en el Departamento Tercero Arriba, Córdoba, observaron a orillas del río Ctalamochita un afloramiento con huellas fósiles que se constituyó en el primer registro paleoicnológico de la provincia de Córdoba. Este descubrimiento representa el quinto registro incnológico de mamíferos Plesitocenos en América del Sur. Las improntas están conservadas en epirelieve cóncavo en el techo de una capa de cenizas volcánicas retransportadas, con una granulometría entre limos gruesos y arenas muy finas, de colores grisáceos blanquecinos y poco consolidados. El nivel se ubica en una secuencia fluvial dominada por facies de planicies de inundación y canales someros, donde las cenizas están dispuestas como relleno de un canal fluvial muy extenso y de escasa profundidad. Aunque no se han realizado dataciones absolutas sobre los horizontes portadores, por sus relaciones estratigráficas se los considera del Pleistoceno Tardío. El hallazgo se hizo sobre una superficie de 40 x 50 cm aproximadamente, donde están expuestas dos improntas aisladas y una rastrillada compuesta por cuatro huellas. El conjunto presenta un arreglo donde se distinguen dos direcciones diferentes de desplazamiento, una hacia el Este y otra hacia el Noreste. Las improntas tienen poca profundidad, presentan el contorno en general bien definido, los surcos interdigitales levemente marcados y sin estructuras de colapso, lo que sugiere que se formaron en un sedimento firme, con un contenido relativamente bajo de agua. Todas son de tamaño mediano, didáctilas y paraxónicas. Tres se atribuyen a manos y tres a pies, con medidas promedios de 8,5 cm de longitud y 7 cm de ancho. Con marcas de las pezuñas bien definidas, lo que permite afirmar que son huellas reales (estampas). En base al análisis morfológico y morfométrico se asignan a la icnoespecie Lamaichnum guanicoe Aramayo y Manera de Bianco, 1987. Los autores (1987) proponen como icnopoyeta a Lama guanicoe Müller, 1776. La presencia de este género estaría indicando la existencia de áreas abiertas de pastizales y estepas en la localidad de Almafuerte durante el Pleistoceno Medio a Tardío, confirmando lo señalado por Carignano (1999).