INVESTIGADORES
RODRIGUEZ Maria Carla
capítulos de libros
Título:
Autogestión ida y vuelta: interpretaciones,reactualizaciones y acción sociopolítica
Autor/es:
RODRIGUEZ, MARÍA CARELA
Libro:
Autogestión: de la Comuna de París al Poder Comunal en el ALBA de los Pueblos
Editorial:
DNPPyE-SEPCYT/ Asoc Civil MOI
Referencias:
Lugar: Buenos Aires; Año: 2008; p. 120 - 139
Resumen:
El significante autogestión, en su polisemia, da cuenta del proceso de interacción conflictiva  y  de luchas sociopolíticas de diversa intensidad que han atravesado y modelado la economía, la sociedad y la vida política argentina en los últimos 40 años y que, en particular, se refractan en el complejo campo sociopolítico de la gestación, estallido y post crisis de 2001.   Como señala Svampa "no es extraño que detrás de las nuevas estrategias de intervención territorial, comience a asomar un universo autoorganizado que poco debe a la tradición sindical argentina (donde la cuestión de la autogestión, a través del control de la producción, está poco presente), como tampoco a la influencia de una matriz comunitaria (como sucede en los países andinos y movimientos de corte indigenista)... el hecho de que ésta (la autogestión) sea la marca más visible de otras movilizaciones sociales (fábricas recuperadas, movimientos de vecinos, expresiones contraculturales), nos transmite claramente el lugar que ocupa en la nueva política" (Svampa: 2003: pp199)    Ese ?poco? de la tradición sindical, no obstante, merece resaltarse muy particularmente, porque da cuenta de aquellas expresiones del movimiento obrero que profundizaron un proceso de politización que los condujo a problematizar la relación salarial en el contexto de un cuestionamiento general de las relaciones capitalistas.   El Programa de La Falda (1957), por ejemplo, procuraba establecer una estrategia política orientada hacia un cambio de las estructuras económicas sociales, incluía el control obrero de la producción y distribución de la riqueza nacional: 1) Control estatal del comercio exterior; 2) Nacionalización de empresas extranjeras monopólicas vinculadas a la exportación-importación; 3) Planificación de la comercialización; 4) Nacionalización de las fuentes de energía; 5) Nacionalización de los frigoríficos extranjeros; 6) Estatización del crédito; 7) Reforma agraria; 8) Extensión del cooperativismo agrario y 9) Control obrero de la producción y distribución de la riqueza nacional).  En esa misma línea, los Programas de Huerta Grande (1962)  y de la CGTA (1ro de mayo de 1968) dieron continuidad al formulación política de una clase trabajadora que proponía la dirección política de un modelo país organizado bajo la superación de las relaciones capitalistas de producción.    La Central de los Trabajadores Argentinos, en el Encuentro de Burzaco (1991), retoma la definición anticapitalista en su planteo político general y propone una estructura organizativa que persigue adecuarse a los cambios de composición sufridos por la clase trabajadora (desocupación masiva, precarización laboral, pauperización, etc.). (Rauber: 1998).   En este contexto sindical en proceso de "ensanche", durante los ´90, se articuló la  primer expresión territorial a escala nacional  del movimiento de desocupados, la FTV, donde lo autogestionario ya se hacía presente en el programa de La Matanza de marzo de 2000, aunque en tensión y subsumido por la asistencia estatal. En 2005, en CTA se constituye la "Asociación Nacional de Trabajadores Autogestionados" (ANTA). El MTL, Movimiento Territorial Liberación y el MOI ? movimiento de ocupantes e inquilinos-  proponen y llevan adelante  experiencias de autogestión del hábitat ? desde comienzos de los ´90 en el caso del MOI - y del trabajo, en el ámbito de la CTA.   Así la tradición sindical de resistencia da marco, continuidad histórica y base social a la recreación de las nuevas expresiones sociopolíticas donde se entremezclan de manera subterránea, intersticial, poco evidente, las antiguas matrices político culturales de la clase trabajadora y la ?autogestión? constituye precisamente, un hilo medular en la trama de esa historia contrahegemónica. Como señala Svampa "no es extraño que detrás de las nuevas estrategias de intervención territorial, comience a asomar un universo autoorganizado que poco debe a la tradición sindical argentina (donde la cuestión de la autogestión, a través del control de la producción, está poco presente), como tampoco a la influencia de una matriz comunitaria (como sucede en los países andinos y movimientos de corte indigenista)... el hecho de que ésta (la autogestión) sea la marca más visible de otras movilizaciones sociales (fábricas recuperadas, movimientos de vecinos, expresiones contraculturales), nos transmite claramente el lugar que ocupa en la nueva política" (Svampa: 2003: pp199)    Ese ?poco? de la tradición sindical, no obstante, merece resaltarse muy particularmente, porque da cuenta de aquellas expresiones del movimiento obrero que profundizaron un proceso de politización que los condujo a problematizar la relación salarial en el contexto de un cuestionamiento general de las relaciones capitalistas.   El Programa de La Falda (1957), por ejemplo, procuraba establecer una estrategia política orientada hacia un cambio de las estructuras económicas sociales, incluía el control obrero de la producción y distribución de la riqueza nacional: 1) Control estatal del comercio exterior; 2) Nacionalización de empresas extranjeras monopólicas vinculadas a la exportación-importación; 3) Planificación de la comercialización; 4) Nacionalización de las fuentes de energía; 5) Nacionalización de los frigoríficos extranjeros; 6) Estatización del crédito; 7) Reforma agraria; 8) Extensión del cooperativismo agrario y 9) Control obrero de la producción y distribución de la riqueza nacional).  En esa misma línea, los Programas de Huerta Grande (1962)  y de la CGTA (1ro de mayo de 1968) dieron continuidad al formulación política de una clase trabajadora que proponía la dirección política de un modelo país organizado bajo la superación de las relaciones capitalistas de producción.    La Central de los Trabajadores Argentinos, en el Encuentro de Burzaco (1991), retoma la definición anticapitalista en su planteo político general y propone una estructura organizativa que persigue adecuarse a los cambios de composición sufridos por la clase trabajadora (desocupación masiva, precarización laboral, pauperización, etc.). (Rauber: 1998).   En este contexto sindical en proceso de "ensanche", durante los ´90, se articuló la  primer expresión territorial a escala nacional  del movimiento de desocupados, la FTV, donde lo autogestionario ya se hacía presente en el programa de La Matanza de marzo de 2000, aunque en tensión y subsumido por la asistencia estatal. En 2005, en CTA se constituye la "Asociación Nacional de Trabajadores Autogestionados" (ANTA). El MTL, Movimiento Territorial Liberación y el MOI ? movimiento de ocupantes e inquilinos-  proponen y llevan adelante  experiencias de autogestión del hábitat ? desde comienzos de los ´90 en el caso del MOI - y del trabajo, en el ámbito de la CTA.   Así la tradición sindical de resistencia da marco, continuidad histórica y base social a la recreación de las nuevas expresiones sociopolíticas donde se entremezclan de manera subterránea, intersticial, poco evidente, las antiguas matrices político culturales de la clase trabajadora y la ?autogestión? constituye precisamente, un hilo medular en la trama de esa historia contrahegemónica.