INVESTIGADORES
RODRIGUEZ Maria Carla
capítulos de libros
Título:
“Ciudad, políticas públicas y hábitat popular en la era PRO: continuidades y cambios en contextos de renovación.”
Autor/es:
MARIA CARLA RODRIGUEZ; ARQUEROS MEJICA, MARÍA SOLEDAD; RODRIGUEZ MARIA FLORENCIA; SCHETTINI MARIANA; ZAPATA MARIA CECILIA
Libro:
Barrios al sur. Renovación y pobreza en ciudad de Buenos Aires Café de las ciudades.
Editorial:
Cafe de las Ciudades
Referencias:
Lugar: Buenos Aires; Año: 2012; p. 33 - 79
Resumen:
Este capítulo trata sobre los modos en que las políticas urbanas y, en particular, las habitacionales -dirigidas a los sectores más vulnerables a lo largo de las últimas décadas- inciden, morigeran o acompañan, los procesos de renovación urbana del área sur de Buenos Aires . Para ello, se analiza el período comprendido entre diciembre de 2007 y agosto 2010 -gobierno del Pro, encabezado por el Ingeniero Mauricio Macri- apuntando a identificar, por un lado, definiciones distintivas del período y, por otro, tendencias que se sostienen. El análisis se integra así en una mirada longitudinal (Rodríguez, Bañuelos, Mera; 2008) que aquí se intenta continuar. En efecto, consideramos que en las últimas décadas, los procesos de renovación se han vinculado directamente a cómo las ciudades experimentaron transformaciones económicas y a la ejecución de ciertas políticas, no sólo en el marco de cambios sociales y económicos de escala nacional, sino también global. Estas transformaciones socioeconómicas han sido acompañadas por cambios políticos en la medida en que las ciudades se encontraron compitiendo en el mercado global, desreguladas, con servicios y viviendas privatizadas, con la desaparición de las políticas de bienestar (Herzer; 2008). La tercerización de la economía, el desarrollo de un sector inmobiliario ligado a las nuevas formas de consumo, recreación y turismo han transformado profundamente la organización económica, social y urbana de la ciudad de Buenos Aires, a partir de la década del 90. Las intervenciones realizadas, se apoyaron primero en inversiones públicas y posteriormente privadas. Ambas compartieron el hecho de responder a una lógica privada, reciclando espacios dedicados anteriormente a actividades que hoy son obsoletas (Puerto Madero, Barracas, El Abasto, etc.). Estas intervenciones recalificaron pedazos del territorio y provocaron un aumento de los contrastes sociales. Durante muchos años se supuso que el rol del Estado a través de sus políticas públicas, tendía a formas de integración, lo que algunos autores han denominado “una gran homogeneidad dentro de la heterogeneidad” (Kessler; 1999). Pero en los últimos años, se observaron tendencias contrapuestas, que se manifestaron en el debilitamiento de los vínculos de los trabajadores menos calificados con el mercado de trabajo y en su creciente concentración en barrios con alta densidad de pobreza. De este modo, una mayor homogeneidad territorial en la composición social de los vecindarios de la ciudad estaría dando cuenta de tendencias a la ampliación de las desigualdades que sufren las grandes ciudades latinoamericanas (Kaztman y Retamoso; 2005). Los gobiernos nacional y de la ciudad de Buenos Aires han jugado un papel relevante como gestores de las condiciones necesarias, aunque no suficientes, para el surgimiento de las transformaciones económicas, sociales y ambientales que alientan el desarrollo y la configuración de áreas más homogéneas y degradadas dentro de la ciudad. La modificación en sus funciones regulatorias, la adecuación de marcos normativos, el proceso de privatizaciones, la transferencia subsidiada de recursos como el suelo urbano o la deuda pública han sido mecanismos habilitantes de estos procesos (Herzer; 2008). A escala macro, esa reformulación del territorio bajo la iniciativa del capital, incluyó la urbanización de la ribera (con hitos como la transformación de La Boca, Puerto Madero, la Costanera Sur, los proyectos en disputa para Retiro…y que se extiende tanto hacia Quilmes como hacia Tigre, por el norte y por el sur…), la ampliación del área central, la ejecución de autopistas, accesos y mega obras de significación regional y macro regional de largo plazo -que sirven básicamente a necesidades del capital financiero- y cuya modulación y concreción progresivas, se han traducido también en el alza sostenida del precio del suelo, que se agudizó a partir del año 2004. Pero la implementación de las políticas, se concreta con la intervención de diversos actores, configurando un entramado de relaciones que condiciona su acción y que, a su vez, se modifica a lo largo del tiempo (Jordana; 1995). En ese entramado, más que a través de las relaciones institucionales formales, (aunque ellas condicionan su estructura y dinámica), los actores públicos y privados “toman decisiones sobre el uso de recursos comunes con respecto a un determinado problema” (Jordana; 1995) estableciendo articulaciones o coaliciones sociopolíticas que impulsan y orientan los cambios urbanos. En esa interacción, el espacio urbano, no sólo es una expresión “de” sino como un medio “para” el despliegue de los procesos sociales, económicos, culturales y políticos (Lefevbre; 1970). En esta clave, las próximas páginas abordan un conjunto de políticas públicas -vivienda, intervención sobre el espacio público, cultura, turismo y patrimonio- indagando su rol en los cambios urbanos en contextos de renovación, las dinámicas socio espaciales puestas en juego e identificando líneas de continuidad y de ruptura .