INVESTIGADORES
CAPANI Francisco
capítulos de libros
Título:
RECONOCIMIENTO ANTIGÉNICO, ACTIVACIÓN & DIFERENCIACIÓN LINFOCITARIA
Autor/es:
R KOLLIKER-FRES, CAPANI Y COL.
Libro:
Inmunología, Inmunopatogenia y fundamentos clínicos-terapéuticos
Editorial:
Corpus
Referencias:
Año: 2012; p. 153 - 173
Resumen:
El linfocito B es el único tipo celular específico implicado en la producción de anticuerpos. Las células B protegen el organismo principalmente contra patógenos extracelulares. Sus receptores tienen una notable plasticidad para reconocer glicoproteínas en su forma nativa o desnaturalizada, tanto en su forma soluble como particulada, libre o ligada a la membrana celular. Reconocen péptidos tanto lineales como conformacionales. La activación de los linfocitos B es consecuencia de la selección de clones apropiados frente al antígeno, que en presencia de las señales apropiadas conduce a la proliferación y a la diferenciación a plasmocitos secretores de inmunoglobulinas. Luego de una infección, los linfocitos B estimulados originan memoria inmunológica específica. La transición de células B secretoras de inmunoglobulinas a células de memoria es un proceso complejo, en el cual intervienen numerosos tipos celulares y un repertorio amplio de factores solubles y de receptores. En cada estadio de maduración y de diferenciación, el fenotipo del linfocito B estará condicionado por las interacciones celulares mediadas por moléculas de adhesión, por la liberación de moléculas solubles (citoquinas) y por la presencia de antígenos específicos. Una vez producida la diferenciación a partir de la célula troncal comprometida, los linfocitos B maduros y vírgenes abandonan la médula ósea y colonizan los órganos linfáticos secundarios. La interacción con el antígeno determina la supervivencia, muerte o inactivación de los linfocitos B. Cada linfocito B produce inmunoglobulinas de una única especificidad. La activación de los linfocitos B es consecuencia de la selección de clones apropiados frente al antígeno, que en presencia de las señales apropiadas conduce a la proliferación y a la diferenciación a plasmocitos secretores de inmunoglobulinas. Luego de una infección, los linfocitos B estimulados originan memoria inmunológica específica. La transición de células B secretoras de inmunoglobulinas a células de memoria es un proceso complejo, en el cual intervienen numerosos tipos celulares y un repertorio amplio de factores solubles y de receptores. En cada estadio de maduración y de diferenciación, el fenotipo del linfocito B estará condicionado por las interacciones celulares mediadas por moléculas de adhesión, por la liberación de moléculas solubles (citoquinas) y por la presencia de antígenos específicos. Una vez producida la diferenciación a partir de la célula troncal comprometida, los linfocitos B maduros y vírgenes abandonan la médula ósea y colonizan los órganos linfáticos secundarios. La interacción con el antígeno determina la supervivencia, muerte o inactivación de los linfocitos B. Cada linfocito B produce inmunoglobulinas de una única especificidad. La activación de los linfocitos B es consecuencia de la selección de clones apropiados frente al antígeno, que en presencia de las señales apropiadas conduce a la proliferación y a la diferenciación a plasmocitos secretores de inmunoglobulinas. Luego de una infección, los linfocitos B estimulados originan memoria inmunológica específica. La transición de células B secretoras de inmunoglobulinas a células de memoria es un proceso complejo, en el cual intervienen numerosos tipos celulares y un repertorio amplio de factores solubles y de receptores. En cada estadio de maduración y de diferenciación, el fenotipo del linfocito B estará condicionado por las interacciones celulares mediadas por moléculas de adhesión, por la liberación de moléculas solubles (citoquinas) y por la presencia de antígenos específicos. Una vez producida la diferenciación a partir de la célula troncal comprometida, los linfocitos B maduros y vírgenes abandonan la médula ósea y colonizan los órganos linfáticos secundarios. La interacción con el antígeno determina la supervivencia, muerte o inactivación de los linfocitos B. Cada linfocito B produce inmunoglobulinas de una única especificidad. La activación de los linfocitos B es consecuencia de la selección de clones apropiados frente al antígeno, que en presencia de las señales apropiadas conduce a la proliferación y a la diferenciación a plasmocitos secretores de inmunoglobulinas. Luego de una infección, los linfocitos B estimulados originan memoria inmunológica específica. La transición de células B secretoras de inmunoglobulinas a células de memoria es un proceso complejo, en el cual intervienen numerosos tipos celulares y un repertorio amplio de factores solubles y de receptores. En cada estadio de maduración y de diferenciación, el fenotipo del linfocito B estará condicionado por las interacciones celulares mediadas por moléculas de adhesión, por la liberación de moléculas solubles (citoquinas) y por la presencia de antígenos específicos. Una vez producida la diferenciación a partir de la célula troncal comprometida, los linfocitos B maduros y vírgenes abandonan la médula ósea y colonizan los órganos linfáticos secundarios. La interacción con el antígeno determina la supervivencia, muerte o inactivación de los linfocitos B. Cada linfocito B produce inmunoglobulinas de una única especificidad. La activación de los linfocitos B es consecuencia de la selección de clones apropiados frente al antígeno, que en presencia de las señales apropiadas conduce a la proliferación y a la diferenciación a plasmocitos secretores de inmunoglobulinas. Luego de una infección, los linfocitos B estimulados originan memoria inmunológica específica. La transición de células B secretoras de inmunoglobulinas a células de memoria es un proceso complejo, en el cual intervienen numerosos tipos celulares y un repertorio amplio de factores solubles y de receptores. En cada estadio de maduración y de diferenciación, el fenotipo del linfocito B estará condicionado por las interacciones celulares mediadas por moléculas de adhesión, por la liberación de moléculas solubles (citoquinas) y por la presencia de antígenos específicos. Una vez producida la diferenciación a partir de la célula troncal comprometida, los linfocitos B maduros y vírgenes abandonan la médula ósea y colonizan los órganos linfáticos secundarios. La interacción con el antígeno determina la supervivencia, muerte o inactivación de los linfocitos B. Cada linfocito B produce inmunoglobulinas de una única especificidad.