Qué guía la investigación y la profesión ecológica: ¿los hechos o las ideas?

L. MARONE; J. LOPEZ DE CASENAVE; R. GONZÁLEZ DEL SOLAR

Café Ciencia

Nueva Editorial Universitaria

Lugar: San Luis; Año: 2007; p. 53 - 67

La justificación de la confiabilidad del conocimiento ecológico tiene vertientes empíricas (la evidencia que específicamente lo soporta) y racionales (el conjunto de hipótesis y teorías bien corroboradas que le dan plausibilidad); la doctrina epistemológica que pondera ambos tipos de justificación es el racioempirismo, derivado de la filosofía de la ciencia renacentista. Esta doctrina postula que el soporte más adecuado para cualquier trozo de conocimiento es el entramado conceptual y empírico que aportan las teorías mecanísmicas bien corroboradas, a través de la observación y el experimento. El desarrollo conceptual de la ciencia y tecnología ecológica estuvo y continúa impregnado de ciertos excesos de aquellas doctrinas particulares. El racionalismo puro ha afectado algunos desarrollos en el campo de la ecología teórica y, en especial, de la ecología matemática; y el empirismo a secas viene guiando la manera en que se hace investigación aplicada y profesión ambiental. Identificamos algunos de esos excesos y sus implicancias para la justificación del conocimiento ecológico y la toma de decisiones ambientales. Luego analizamos casos en los que, al parecer, algunos excesos de la perspectiva empirista (indicadores de salud ambiental) y racionalista (doctrina del equilibrio ecológico) afectaron sus desarrollos. Finalmente, aportamos ejemplos y enfatizamos las ventajas que tiene trabajar en ciencia y tecnología ecológica bajo la perspectiva del racioempirismo.