Tomar la palabra: estudios sobre la protesta social y acción colectiva en la Argentina contemporánea

FEDERICO SCHUSTER, FRANCISCO NAISHTAT, GABRIEL NARDACCHIONE Y SEBASTIÁN PEREYRA (COMPS.)

Prometeo

Lugar: Buenos Aires; Año: 2005 p. 424

978-9875740365

RESUMEN Hasta fines de los años del siglo pasado, la construcción de sujetos colectivos no constituía un auténtico problema para las ciencias sociales. La influencia teórica del funcionalismo y el estructuralismo, por el contrario, otorgaba a las totalidades una autonomía relativa con respecto a los individuos que tomaban parte en ellas. Los términos colectivos se definían de antemano y constituían el marco de definición y existencia de la acción individual. Así, un individuo podía ser, antes que nada, un portador de estructura. Si la identidad con la estructura se explicaba por sí, el problema interesante era explicar el comportaminto desviado. Los años siguientes desafiaron el modelo. Las certezas estructural - funcionalistas se derruyeron y el comportamiento anómalo de los individuos (en relación con una estructura predefinida, se entiende) pasó a ser la norma. En los años ´80 se consolidó la constatación de una realidad inocultable: los sujetos colectivos fijos (las clases sociales, las naciones, los pueblos, etcétera) estallaron en un número aparentemente ilimitado de fragmentos que, como las partículas subatómicas, desaparecían cuando se trataba de fijarlos o, incluso, volvían a estallar en multitud de nuevos fragmentos, se cruzaban o se reordenaban en figuras nuevas, desconocidas, impredecibles. Lo que J. Nun (1985) llamó "la rebelión del coro" caracteriza un tránsito no sólo real sino - para nuestro interés - conceptual, teórico, epistemológico, que nos lleva de los años ´70 a los ´90. Las estructuras subjetivas fijas se transformaron en los más dinámicos "movimientos sociales". Y aun éstos terminaron por estallar, constituyendo un panorama digno de un estudio microfísico. En la nueva situación, los problemas se invirtieron. Si hasta entonces se trataba de explicar la acción de los individuos en términos de totalidades predefinidas, ahora se trata de entender cómo se construyen identidades colectivas (o sujetos colectivos) a partir del componente individual. Los conceptos totalizadores, estructurales, hacían referencia a entidades cuya larga duración en el tiempo se presuponía. Lo suficiente para constituir el eje de procesos históricos completos. De nuestros sujetos colectivos contemporáneos no se espera tanto. Por el contrario, pareciera en muchos casos que la fugacidad fuera una característica propia de su constitución. Las preguntas aquí planteadas se presentan así del siguiente modo: "¿Qué es lo que une a un conjunto de individuos en un proceso colectivo?", "¿es posible aún hablar de sujetos prefigurados en una estructura social?", "¿hay intereses, valores o bienes, patrones culturales o de sentido propios de entidades colectivas, o no hay otro colectivo que el agregado de individuos?". Estas y otras preguntas semejantes resultan ahora relevantes para entender los procesos sociales de nuestro tiempo. Desde las posiciones herederas del estructuralismo hasta las que recuperaron los postulados del individualismo metodológico, pasando por las vertientes del comprensivismo más o menos subjetivista, la teoría social trata hoy de encontrar modelos que permitan reconstruir, entender, explicar y quizás incluso predecir el modo en que se configuran en el espacio social los sujetos colectivos de nuestro tiempo. "Tomar la palabra" nos ofrece, en este sentido, al mismo tiempo reflexiones sobre la acción colectiva y estudios sobre la protesta social durante los noventa hasta la crisis argentina de diciembre de 2001.