INMIBO ( EX - PROPLAME)   14614
INSTITUTO DE MICOLOGIA Y BOTANICA
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
Micotoxinas reemergentes
Autor/es:
PATRIARCA, A.
Lugar:
Santa Fe
Reunión:
Congreso; XI Congreso Argentino de Micología y XXI Jornadas Argentinas de Micología; 2008
Institución organizadora:
Asociación Argentina de Micología
Resumen:
Alrededor de 400 micotoxinas han sido identificadas hasta el presente, producidas por aproximadamente 350 especies fúngicas. Basadas en sus conocidos efectos sobre la salud humana y animal y su producción por hongos contaminantes de los principales cultivos, las micotoxinas reconocidas como las más importantes son: aflatoxinas, fumonisinas, deoxinivalenol (DON), ocratoxina A (OTA), zearalenona. Estudios recientes han puesto de manifiesto la producción de estas micotoxinas por especies que hasta el momento no se conocían como productoras, lo que abre nuevas perspectivas, ya que especies que hasta ahora no han sido consideradas como potencialmente toxigénicas puedan ser una nueva fuente de micotoxinas en su hábitat natural. Otras toxinas se conocen desde hace tiempo, pero al no haberse registrado brotes recientemente, han sido olvidadas o dejadas de lado tanto en cuanto a estudios toxicológicos, especies productoras o legislación. Dentro del primer grupo podemos mencionar como ejemplo la OTA, una micotoxina nefrotóxica, mutagénica, carcinogénica, teratogénica e inmunosupresora en una variedad de especies animales. Al principio se pensó que los hongos responsables por la acumulación de OTA en cereales, A. ochraceus y P. verrucosum, eran también los causantes de la formación de OTA en uvas. Sin embargo, estudios posteriores demostraron que los causantes eran los Aspergillus de la sección Nigri, también llamados “aspergillus negros”. La mayoría de los estudios epidemiológicos llevados a cabo en países del Mediterráneo, Australia y Sudamérica, mostraron que, dentro del grupo de los aspergillus negros, las especies biseriadas, A. carbonarius y A. niger, y las especies uniseriadas, A. aculeatus y A. japonicus, son las predominantes en uvas Hasta ese momento, únicamente existían limitaciones legales de la presencia de esta micotoxina en cereales. A principios de 2005 la Comunidad Europea estableció límites de OTA en el vino, el café, la cerveza y otras bebidas. Se descubrió que estas bebidas son fuentes notables de contaminación por OTA. Otras toxinas menos estudiadas son: esterigmatocistina, ácido ciclopiazónico, moniliformina, fusaproliferina, beauvericina, citrinina, citreoviridina, entre otras. No hay regulaciones internacionales para ninguna de estas micotoxinas. La citreoviridina fue descubierta en la investigación del caso de intoxicación por “arroz amarillo” en Japón. El arroz amarillo causó beri-beri cardíaco agudo en humanos, una enfermedad neurotóxica que prevaleció en Asia por 3 siglos. Es un trastorno caracterizado por una serie de manifestaciones cardivasculares, musculares, digestivas y neurológicas producidas por una deficiencia crónica de vitamina B1. En el 2006 esta toxina resurgió nuevamente cuando se registró un brote en Brasil. Los resultados de la investigación indicaban como la hipótesis más probable la ocurrencia de un brote de beri-beri. Teniendo en cuenta la posibilidad de contaminación con citreoviridina y las condiciones de almacenamiento del arroz en la región, se tomaron muestras y se analizaron. Se encontraron grandes cantidades de especies fúngicas y se aisló entre ellas P. citreoviride, productor de dicha toxina. La citrinina fue uno de los primeros antibióticos descubiertos (1931), pero nunca se usó como tal por su toxicidad. Es nefrotóxica en cerdos, perros, ratones y aves. Sus efectos son similares a la nefropatía porcina y puede actuar sinergísticamente con la ocratoxina. Es producida por diversas especies de Penicillium y Aspergillus. P. citrinum es el principal productor, pero también es producida por P. verrucosum, productor además de ocratoxina, y por P. expansum. La citrinina suele co-ocurrir junto con la OTA, en algunos cereales. Hasta el momento ha sido hallada como contaminante natural de trigo, cebada, maíz, arroz, maní y tomates. En la comida oriental se usan pigmentos producidos como metabolitos secundarios de Monascus. La industria moderna consideró el uso de este hongo para la producción de colorantes naturales. Recientemente se encontró que un metabolito de especies de Monascus, monascidina A, al ser analizado por Espectrometría de Masa era idéntico en estructura a la citrinina. Se detectó la micotoxina en todas las muestras comerciales de alimentos adicionados con pigmentos de Monascus a concentraciones entre 0,2 y 17,1 mg/g. Se hallaron hasta 360 mg/g de citrinina en estos productos. En conclusión, es necesario estudiar el perfil de producción de metabolitos secundarios de los hongos contaminantes de los alimentos, estimar la exposición humana y animal a estas toxinas “olvidadas”, presentes en diversos alimentos, ampliar los estudios toxicológicos de estas toxinas, desarrollar métodos analíticos adecuados para su detección y, en base a estos resultados, establecer límites regulatorios para nuevas micotoxinas.