Cuerpo, persona y habitus: Tejiendo y destejiendo relaciones con el mundo. El caso de los cazadores en Antártida (siglo XIX)

MELISA A. SALERNO

Mendoza

Congreso; XVII Congreso Nacional de Arqueología Histórica; 2010

Universidad Nacional de Cuyo

Desde hace algunas décadas, un número significativo de investigaciones señala que durante la modernidad surgió y se consolidó una nueva forma de entender la persona: el individualismo. El individualismo supuso la constitución de un “sujeto” distanciado del cosmos, incluyendo los “objetos” y los sujetos circundantes (los que también pudieron ser objetivados). Entender que el individuo es una construcción cultural permitió discutir la multiplicidad de vínculos existentes entre los seres humanos y el cosmos. De esta manera, algunos trabajos comenzaron a señalar que fuera del mundo occidental distintos grupos pudieron desarrollar un entendimiento relacional de la persona. En éste, las sustancias que conformaban los seres humanos y el resto de las cosas podían compartir una cierta identidad. A pesar de estas propuestas, el modelo del individualismo adquirió creciente generalidad (y terminó siendo naturalizado) por los investigadores interesados en discutir la conformación de la modernidad. Esto no hizo más que invisibilizar la diversidad de la persona en nuestra propia sociedad, quebrando simultáneamente los vínculos con otras culturas. El objetivo de este trabajo es cuestionar la generalidad de los modelos dominantes sobre el individuo en el mundo moderno. Para ello considero un caso de estudio específico: los primeros cazadores que ocuparon y explotaron territorio antártico durante el siglo XIX. A pesar de ser típicamente asociados con los rasgos que comúnmente se consideraron definitorios del individualismo y la modernidad (el distanciamiento de la comunidad de origen, la fragmentación social, la búsqueda de lucro), una nueva mirada sobre estos grupos permite rever algunos presupuestos que los investigadores construyeron en torno a ellos. Mi trabajo considera cómo  –a medida que las personas se integraban al mundo de los cazadores y adquirían un habitus particular– “in-corporaban” una cierta forma de categorizarse a sí mismas y las cosas. Sólo a partir ello considero posible discutir los vínculos entre la definición práctico-discursiva del cuerpo, y la del contexto en que participaban: la nave y los campamentos de caza.