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Es bien sabido que la ciudadanía griega clásica se ha basado sobre los pilares de la isonomía (igualdad ante la ley), isegoría (igualdad de participar en la asamblea) e isogonía (igualdad de género). Las mujeres no son ciudadanas y son consideradas parte de los grupos ineptos (akhreios) cuya esencia radica en su inutilidad (política), su exclusión, al igual que la de los extranjeros es política. La figura de lo femenino en la ciudad clásica mantuvo una constitución más rígida que rivalizaba con las representaciones de períodos monárquicos o aristocráticos anteriores. Los roles sexuales bien definidos (idea del héroe ?afeminado? como Teseo o Heracles), la presencia del phobos (el miedo del héroe), el ponos (trabajo/fatiga) que se presenta en los hombres, pero que se ausenta en las mujeres (con la salvedad del parto) ha hecho de lo masculino el fundamento de lo político. Así, las mujeres fueron relegadas a convertirse en meras reproductoras de ciudadanos, pues aquellas que deseaban el poder eran concebidas como aterradoras. ?(?) el macho es por naturaleza superior y la hembra inferior; uno gobierna y la otra es gobernada; este principio de necesidad se extiende a toda la humanidad 1254b13-15)?, dirá Aristóteles. El objetivo de esta ponencia consiste en describir, analizar y reflexionar sobre el lugar de las mujeres en la Atenas clásica y su potencialidad para estudiar los procesos políticos contemporáneos. Realizamos este trabajo a partir de las concepciones sobre la participación política y la construcción de ciudadanía en la democracia ateniense clásica y los discursos que la criticaban y la descalificaban como, por ejemplo, la comedia ática. Tomamos como referencia la obra del comediógrafo Aristófanes ?La asamblea de mujeres?. A partir de su análisis nos preguntamos, también, sobre de los procesos contemporáneos de autogestión por parte de las mujeres en la Argentina.