IMHICIHU   13380
INSTITUTO MULTIDISCIPLINARIO DE HISTORIA Y CIENCIAS HUMANAS
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
Espectros de un discurso olvidado. El sacrificio, la guerra y la mujer en las troyanas de Eurípides.
Autor/es:
CECILIA ELEONORA MELELLA
Lugar:
Buenos Aires
Reunión:
Congreso; CONGRESO HELÉNICOI NTRENACIONAL; 2013
Resumen:
Si pensamos en la guerra, pensamos en los guerreros antiguos, en los soldados modernos, en lo masculino, en la muerte y en las armas, más específicamente en un combate. La violencia es aquí agonística, directa, salvaje, veloz. Pero esa violencia no concluye en el campo de batalla, continúa. Recorre territorios, prácticas, cuerpos -aquellos que no han estado en el enfrentamiento armado-. La mujer es una de las dimensiones donde se ancla esa violencia. Eurípides (re)crea a las mujeres de Troya -las troyanas- en dos de sus tragedias: Hécuba y Las Troyanas. A partir de ellas, de sus sombras, podemos reflexionar sobre la violencia (ejemplificada aquí como la guerra) sobre la cual se sienta nuestra cultura. La tragedia griega condensa, en un entretejido caótico, lo mítico-religioso, lo poiético y lo político, en un contexto de circulación de disímiles ideas y concepciones, como lo fue la sociedad helena del siglo V a.C. Pero ¿qué religaba este nudo o ésta caótica condensación trágica que la hace interesante aún hoy? Este nudo originario, que como todo enredo no es fácil de desatar y menos de nombrar,  fue reprimido por la mismas sociedades. ¿Qué es lo que reprimía? Para la Escuela Ritualista, la violencia originaria del hombre como constitutiva de su propia cultura, como el origen de la codificación de conductas. El acto de matar es constitutivo para la formación social y la cultura humana. Esta violencia (que no se puede representar, ni simbolizar, a menos que sea sublimada) fue mediada por la ficción y expresada positivamente por el arte trágico de la Atenas del siglo de oro. Sigmund Freud abordó la temática de la violencia originaria también desde la ficción -como si no fuese posible abordarlo fuera de esta mediación- con la creación del mito científico de la horda primitiva, situando el  origen de la cultura en el asesinato del padre y la creación de la ley. Solo a través de la ficción se logra un efecto, solapado, de verdad. Esta relación de lo ficcional, el solapamiento y la violencia es lo que se (re)presenta en la tragedia antigua. Nicole Loraux sostiene que, por ejemplo, las muertes trágicas de las mujeres en la tragedia griega suceden en las palabras, en el oído, en lo imaginado y no tanto en lo visto. Las mujeres griegas, como Políxena, mueren a través del relato de un mensajero, en este caso Taltibio. Su muerte trágica no tiene pretensión de verdad, solo se susurra, está presente y ausente, como si fuese un fantasma, un espectro, aquel que mira sin ser visto. Esa muerte trágica, esa violencia fantasmática se inscribe en la tragedia en una lógica del asedio. Nos trae una huella, un fondo sin fondo, un saber terrible. Ese algo no descifrable del todo que los poetas trágicos evocan. Una ausencia que se presenta a través de un boceto en la tragedia. La literatura y el mito