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En las dos últimas décadas, hemos constatado la creciente polarización socio-territorial de la periferia metropolitana. Esta situación evidencia el concepto de multiterritorialidad (Haesbaert, 2004) y vuelve visible un paisaje suburbano donde coexisten fragmentos de riqueza y pobreza en estrecha vecindad. Nuestras actuales investigaciones se han focalizado en el corredor sudoeste, conformado por las autopistas Ricchieri y Ezeiza-Cañuelas y la prolongación de ésta por las rutas provinciales 52 y 58; y el área de estudio circunscripta a cinco municipios atravesados por este eje de circulación. La zona seleccionada ha mostrado un dinamismo marcado, en cuanto a la recepción de migrantes y al desembarco de emprendimientos inmobiliarios de envergadura. Sobre una trama urbanizada que continúa expandiéndose debido al crecimiento demográfico, se inserta un aglomerado de emprendimientos residenciales cerrados de baja densidad (menos de 40 habitantes por hectárea). El resultado de esta mezcla es la yuxtaposición de enclaves dotados de todas las infraestructuras y equipamientos, en territorios semi-urbanos altamente deficitarios en materia de hábitat. Teniendo como objetivo analizar las disparidades en materia de calidad urbana como elemento disparador de potenciales conflictos; se adoptaron como ejes de trabajo: 1. El mercado de suelo urbano en relación con la ley de promoción del hábitat social.2. La movilidad y accesibilidad diferenciada como factor de segregación socio-espacial. 3. El consumo de suelo para urbanización de baja densidad en tierras de aptitud agropecuaria o de condición paisajística4. La localización de usos del suelo urbano no integrados con la planificación de infraestructuras y de transporte.