De lo femenino misterioso y su poder en el Cuento de los Dos Hermanos

M. VIOLETA PEREYRA

Buenos Aires

Jornada; IV Jornada de Reflexión, Monstruos y monstruosidades; 2010

IIEGE, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires

El Cuento de los Dos Hermanos del papiro d’Orbigney (BM 10183), de época ramésida, es bien conocido a partir de su temprana publicación (Birsch 1860) y de las numerosas traducciones que lo siguieron. La complejidad estructural de la narración dio lugar a diversas interpretaciones y nos proponemos aquí contribuir a esta cuestión analizando la figura de su protagonista femenina a la luz de la concepción egipcia de las diosas-madre. Sin que su identidad sea explícita, la heroína asume diferentes personalidades cuyos roles la individualizan como ejecutora de acciones que provocan cambios en la naturaleza de su antagonista masculino: Bata. Prima facie simuladora y violenta, los diferentes personajes que ella encarna muestran sus capacidades regenerativas por antonomasia, que la consagran al final del relato como la madre del nuevo soberano de Egipto. La aparente contradicción que muestra el proceder de la protagonista es propia de la ambivalencia de las diosas egipcias y en particular de las diosas madre, de acuerdo al imaginario egipcio, en el que las realidades más complejas de la dinámica cósmica se encuentran expresadas en forma de polaridades. La oposición entre caos y orden, entre lo creado y lo no creado, revelan la existencia de un espacio misterioso y temido, tan inexplicable como la vida misma que las diosas otorgan. La diosa protectora y que nutre se encuentra integrada en el discurso mítico con la madre que mata y devora, expresando en el universo divino una forma caótica interna del ser humano, entendiendo a aquélla como el contrario necesario para movilizar las fuerzas cósmicas. En el Cuento de los Dos Hermanos, los sucesivos episodios conducen a la confirmación de la naturaleza divina de la figura femenina, identificada como la hija de Ra-Harakhte y como Hathor. El tratamiento de los personajes en los que la protagonista va transformándose a lo largo del relato anticipan su destino de genitora real, a la vez que la presentan como un monstruo, caracterizado de forma negativa por su maldad, pero también por las cualidades extraordinarias que posee y por su acciones, transgresoras de los límites esperados para los sujetos de su tipo. Los episodios de muerte, metamorfosis y resurrección del protagonista masculino muestran que las nuevas formas de vida surgen de la muerte. Así, la monstruosidad de las acciones de cada uno de los personajes en los que se convierte nuestra heroína es tan desproporcionada como su función de creadora, que debe generar la situación de caos que hace posible la obra de recreación. La multifacética figura femenina del Papiro d’Orbigney es la desencadenante del conflicto, que evoca al mito primigenio y remite al caos que para adquirir forma requería de la acción femenina dadora de vida.