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Ante la orfandad un niño puede quedar a cargo de una Institución o ser adoptado por una familia. La privación de una familia, puede tener un impacto profundo en el desarrollo del niño tanto en el plano social, psicológico y físico. Este trabajo pretendió evaluar uno de los aspectos que podrían ser afectados por la carencia de una familia en los niños, específicamente nos referimos a los problemas de conducta. Se compararon dichos problemas en niños huérfanos de entre 6 y 12 años evaluando posibles diferencias entre quienes permanecen institucionalizados y aquellos que han sido insertados en una familia. Se trabajó con una muestra de 80 niños, de los cuales 40 son niños huérfanos institucionalizados y 40 niños que han sido adoptados por una familia. Se utilizó la Guía de Observación Comportamental para niños de Ison y Fachinelli (1993) la cual fue administrada por los padres adoptivos o encargados de los niños. Esta guía dio información acerca de los problemas de conducta que presentan los niños en los siguientes aspectos: agresión física verbal, negativismo, transgresión, impulsividad, hiperactividad, déficit atencional, conductas auto-agresivas, inhibición conductual y aceptabilidad del niño en el grupo de pares. Los análisis estadísticos realizados mostraron que los niños que permanecen institucionalizados presentan mayores problemas de conducta (M= 52,42; DE= 16,86) que los niños que han sido adoptados por una familia (M= 26,38; D= 10,50), (F (78) = 8,302; p= 0,001). Las diferencias se manifestaron en cada una de las dimensiones de la Guía de Observación Comportamental. Estos resultados avalan la importancia de la pronta adopción y la relevancia en el saludable desarrollo infantil, de una interacción individual, regular y frecuente con padres sustitutos que suplan las necesidades físicas, psicológicas y sociales de los niños.