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Cada año nacen a nivel mundial 15 millones de infantes prematuros, muriendo más de un millón de ellos. Muchos de los sobrevivientes acarrearán algún tipo de secuela o discapacidad, en general relacionadas con trastornos en el aprendizaje, problemas visuales o auditivos. Los nacimientos antes de término se posicionan como la principal causa de muerte neonatal en el mundo y la segunda causa entre los menores de cinco años luego de la neumonía. Estos niños se ven sometidos a diferentes procedimientos diagnósticos y terapéuticos durante su internación, que puede ser corta o muy prolongada. Las técnicas implementadas para mantener la salud de estos bebés pueden producir dolor, situación que investigadores han relacionado con algunas de las secuelas nombradas.Considerando que el dolor es definido por la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP por sus siglas en inglés) como una experiencia sensorial y emocional desagradable, no basta con estudiar solo sus aspectos biológicos. Desde la Psicología Perinatal se está realizando un estudio observacional que pretende dar luz sobre los indicadores fisiológicos y conductuales de las reacciones de dolor en infantes prematuros internados en Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales con el objeto de desarrollar una escala de dolor para niños nacidos prematuros. Dicha investigación se está llevando a Cabo en hospitales de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y del Conurbano Bonaerense. Estos nosocomios mantienen convenio con el programa de Psicología Perinatal de extensión universitaria de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires.Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) más de las tres cuartas partes de los bebés prematuros pueden salvarse si se encuentran a su disposición cuidados sencillos, eficaces que a su vez son poco onerosos. Se puede considerar entonces que el estudio del dolor y el correcto diagnóstico y manejo del mismo no pueden quedar ajenos a este postulado.