Evaluación del razonamiento prosocial en niños de 7 y 8 años.

RICHAUD DE MINZI, MC; LEMOS, V ; SCHULZ, A

Universidad Nacional Autónoma de México

Congreso; VI Congreso Iberomericano de Evaluación Psicológica; 2007

La interacción social es la base del desarrollo humano, por lo que es de máxima importancia establecer relaciones interpersonales adecuadas. “A medida que la persona evoluciona y adquiere nuevos roles y tareas sociales, se van desarrollando habilidades sociales, es decir la capacidad para comprender y expresar los mensajes propios y de los otros, para controlar los sentimientos y emociones y el juicio moral” (Goñi, 2000, p. 33). El juicio moral es uno de los componentes más importantes del desarrollo moral y uno de los determinantes más decisivos de la conducta moral. Esencialmente, el juicio moral o razonamiento moral se refiere a los procesos para decidir si el curso de la acción dentro del dilema específico es mejor moralmente, es decir, qué debe hacer una persona (Perez Delgado, 1995, p225). Hay que diferenciar entre el razonamiento moral orientado a la justicia, es decir razonamiento sobre dilemas morales en los que las  normas y leyes u obligaciones formales son centrales  (Kohlberg, 1981), del razonamiento relacionado con una moralidad positiva (Eisenberg, 1986) como el razonamiento moral prosocial. Este último se refiere a dilemas sociales en los que las necesidades o deseos de una persona están en conflicto con las necesidades o deseos de otra u otras personas, en un contexto en el que el papel de las leyes, normas, dictados de las autoridades, prohibiciones y castigos es mínimo (Eisenberg et al., 1983, 1991; Carlo et al., 1996). Eisenberg, et al. (1991) encuentran que en los adolescentes conviven tipos de razonamiento moral prosocial cognitivamente avanzados con otros menos evolucionados, no obstante lo cual afirman que hay una progresiva sofisticación cognitiva desde el razonamiento moral prosocial hedonista al orientado a la aprobación, al orientado a las necesidades, al estereotipado y al internalizado. Se han hecho investigaciones que relacionan el razonamiento moral prosocial con la conducta prosocial altruista. Se denomina conducta prosocial-altruista (López, 1994) a aquella que cumple los  requisitos de beneficiar a otros, ser voluntaria, beneficiar a persona o personas bien definidas, que no anticipa beneficios inmediatos para el que la realiza y supone más costos que beneficios. El altruismo es  un aspecto de la motivación humana que está presente en la medida en el que el individuo obtiene satisfacción intrínseca o la recompensa psicológica por intentar mejorar la satisfacción intrínseca de una o más personas, sin esperar conscientemente participar en un intercambio de relaciones. Dado que aparentemente determinados componentes del razonamiento moral prosocial se relacionan positivamente con la conducta altruista prosocial (Eisenberg, 1991, 1995, Carlo et al 1996, Mestre, Perez-Delgado, et al., 1999)  y que puede intervenirse sobre el razonamiento moral prosocial, según lo atestiguan las investigaciones sobre la influencia de los estilos de crianza  (Eisenberg, Lennon &  Roth, 1983), es de máxima importancia poder evaluarlo con instrumentos objetivos que faciliten un diagnóstico válido y confiable.  Carlo, Eisenberg, y Knight (1992) desarrollaron una medida objetiva de razonamiento moral prosocial (PROM) con la que se superan las limitaciones de las entrevistas de razonamiento moral y se facilita la valoración del razonamiento moral de los adolescentes. La dificultad de desarrollar un instrumento similar para niños pequeños, radica en que estos niños no tienen un lenguaje tan evolucionado y les cuesta sostener la atención, tanto para retener todas las alternativas de respuesta y ordenarlas jerárquicamente, como para responder a un número de historias mayor a cuatro. El objetivo del siguiente trabajo fue desarrollar una prueba objetiva de razonamiento prosocial para niños de 7 y 8 años y estudiar en forma preliminar su funcionamiento psicométrico.