IAFE   05512
INSTITUTO DE ASTRONOMIA Y FISICA DEL ESPACIO
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
El cielo (empíreo) es el límite. Cosmología y teología en un método de ascenso espiritual
Autor/es:
GABRIELA SIRACUSANO; JUAN RICARDO REY MARQUEZ; ALEJANDRO GANGUI
Lugar:
San Martín, Buenos Aires
Reunión:
Congreso; I Congreso Internacional de Arte+Ciencia "Los Cielos"; 2019
Institución organizadora:
Instituto de Artes Mauricio Kagel, UNSAM
Resumen:
La presente ponencia se centra en la convergencia entre ideas cosmológicas y teológicas en la pintura cuzqueña anónima "Alegoría del firmamento con la representación de los siete cielos de los planetas" (siglo XVIII). Esta obra ha recibido diferentes nombres, de la mano de los autores que ensayaron un análisis de su misteriosa conjunción místico/cosmológica del cielo: en una investigación de 2002 el investigador peruano Ramón Mujica Pinilla denominó a la obra "Alegoría de la subida al Trono Divino con diagrama cosmológico de los cuatro elementos, planetas, cielos y jerarquías angélicas". Dos años más tarde Teresa Gisbert modificó el título que quedó de la siguiente manera: "Alegoría del firmamento con la representación de los siete cielos de los planetas, más el círculo de estrellas fijas donde está el zodiaco, más el «cristalino», el «primer móvil» y el «empíreo»". Como proponen los autores citados el asunto de la obra no es el cielo en sí, sino la posibilidad de ascender hasta la morada divina. El problema del nombre de la obra, fuera del acuerdo de que se trata de una alegoría, radica en que desconocemos la denominación con la que se conoció a la obra. Por ello domina la descripción del contenido unida a la mirada de asombro frente a una obra americana de tal complejidad. En un trabajo de nuestra autoría, presentado en 2013, demostramos que la obra analizada forma parte de un conjunto de cuatro obras de las cuales se encuentran una en el monasterio franciscano de Kalwarya Zebrzydowska, Polonia, una en el Perú, y las restantes en España. La primera en la iglesia de Santa María de Dueñas en Palencia y la otra en la Iglesia del Carmen de Antequera. El análisis realizado en aquella oportunidad nos permitió aproximarnos al contenido de la pintura, para proponer un posible uso de su estructura cosmológica. En esta oportunidad, nos proponemos presentar el vínculo entre la descripción de las esferas celestes con la idea del ascenso divino como un problema de conocimiento, que concita una biblioteca de autores sagrados, místicos y científicos evocados por la imagen y la palabra en un ejemplo de ars memorandi. De esta manera mostraremos los aspectos epistemológicos detrás de la representación de un cielo que combina el Almagesto de Ptolomeo (siglo II d.C.), con la metáfora de la gradualidad del ascenso presente en la regla de San Benedicto (s. VI d.C.) o en la Scala Paradisi de Juan Clímaco, Obispo de Sinaí (s. VII d.C.). Un cielo de tradición aristotélica, vinculado con la tierra por una escalera que marca doce etapas de ascensión: ¿hasta dónde puede llegar el alma devota? El empíreo es el límite, para quien recuerde los pasos a la salvación.