IAFE   05512
INSTITUTO DE ASTRONOMIA Y FISICA DEL ESPACIO
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
Las múltiples ontologías de las ciencias físico-químicas
Autor/es:
M. CÓDOBA; S. FORTIN
Lugar:
Sán Sebastián y Barcelona
Reunión:
Congreso; X International Ontology Congress; 2012
Resumen:
De acuerdo con una imagen popular durante el siglo XIX, el mundo presenta un orden jerárquico, que va desde las entidades del nivel más básico (partículas subatómicas) hacia los siguientes niveles compuestos, en cada caso, por átomos, moléculas, organismos biológicos entre los que cuentan los seres humanos y, eventualmente, las sociedades. Una intuición básica que subyace a dicha imagen es la idea de que “un esquema metafísico simple podría proveer de orden al mundo entero. Es más que probable que la imagen jerárquica sea atrayente aún en estos días por las mismas razones” (Schummer 2008, p. 3). El propósito del presente trabajo consiste en reflexionar acerca de esta imagen, señalando que sus supuestos metafísicos son desafiados por la existencia de múltiples ontologías científicas, incluso en el ámbito propio de las ciencias físico-químicas. En particular, señalaremos la profunda ruptura ontológica que se establece entre los dominios de la química molecular y de la química macroscópica, por un lado, y entre los de la química molecular y la mecánica cuántica, por el otro.Como afirma Primas (1994, p.216), “El alfa y omega de la química molecular es la doctrina de que las moléculas existen como objetos individuales, y que cada molécula tiene una forma”. Esto significa que la ontología de este campo científico está habitada por objetos individuales, las moléculas, con sus propiedades y relaciones, entre las cuales se destaca la propiedad de forma o estructura molecular. Sin embargo, la química no se reduce al ámbito molecular: tal vez la mayor parte de la actividad científica en química se desarrolla en el nivel de las sustancias macroscópicas, donde prima la noción de sustancia química (van Brakel 1997). Durante los últimos tiempos, diversos autores han señalado que el referente de tal noción no encuentra un lugar adecuado en la ontología de individuos y propiedades propia de la química molecular (van Brakel 1986, Ruthenberg y van Brakel 2008, Lewowicz y Lombardi 2012): la química macroscópica exige pensar una ontología estructurada por una categoría ontológica diferente, la de “estofa” (“stuff”), irreductible a las categorías tradicionales de individuo y propiedad (cfr. Laycock 2006).Por otra parte, el enorme éxito de la mecánica cuántica ha llevado a suponer que la química molecular podría, en principio, ser reducida a la física cuántica, de modo tal que la ontología molecular sería, en última instancia, una ontología cuántica de cierto grado de complejidad (cfr., por ejemplo, Woolley 1982, Scerri 2001). Pero, también en este caso, el supuesto de reducción se enfrenta a las enormes dificultades que supone todo intento de concebir la ontología cuántica en términos de individuos y propiedades. Por ejemplo, para enfrentar el problema de la contextualidad cuántica se ha propuesto una ontología de propiedades, carente de la categoría de individuo (Lombardi y Castagnino 2008, Lombardi, Ardenghi, Fortin y Castagnino 2011). A su vez, la indistinguibilidad cuántica, que subyace a la peculiaridad de las estadísticas propias de la teoría, ha conducido a diversos autores a proponer ontologías de no-individuos (cfr., por ejemplo, Redhead y Teller 1992, Teller 1998, French 1998; para una presentación actualizada del problema, French y Krause 2006).Es importante señalar que las diferencias señaladas no apuntan a la mera existencia de distintos objetos o tipos de objetos en las distintas ontologías, sino a un aspecto mucho más profundo, que se refiere a la diferencia en las categorías ontológicas más básicas que estructuran las diversas ontologías. Tales rupturas atentan contra la idea de reducción ontológica entre los diferentes dominios de las ciencias físico-químicas, propiciando, por el contrario, la autonomía ontológica de tales dominios (cfr. Lombardi y Labarca 2005, 2006, Córdoba y Lombardi 2012), una autonomía que encuentra sus fundamentos filosóficos en un pluralismo ontológico de raigambre kantiana (Lombardi y Pérez Ransanz 2011, 2012).