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Einstein en ritmo del seis: una breve cronología: Escuchen, amigos míos, les cuento algo asombroso / ¿Saben ustedes por qué 1905 fue un año milagroso? / Porque entonces un joven empleado de una oficina de patentes / Llamado Albert Einstein hizo trabajos sobresalientes. -J. Riordon, 2005. Como todos nosotros, Einstein también fue una vez un niño. Y lo fue en un hogar donde había cariño y comprensión. De muy pequeño -a los 6 años de edad- comienza a tomar clases de violín y aprende a disfrutar de la música junto a su madre Pauline, quien era muy talentosa en el piano. Solo años más tarde descubriría su verdadera pasión por las sonatas de Mozart (y comentaría que admiraba a Beethoven, aunque mucho no le agradaba, y que escuchaba las obras de Wagner "con disgusto" principalmente porque hallaba su personalidad musical "indescriptiblemente ofensiva"). También a los 6 años, su padre Hermann le regala una brújula. Y el pequeño Albert -como le sucede hoy a muchos niños con un objeto tan asombroso en sus manos- se queda pensando en los arcanos de su misterioso funcionamiento. A los 16 años se cuestiona sobre la naturaleza de la luz, hasta el punto de llegar a imaginar qué vería una persona que fuese capaz de correr tan rápido como lo hace un rayo de luz. Claro que estas y otras dudas le quedarían picando por unos diez años... Y no solo a él, pues eminentes físicos habían ya realizado múltiples experimentos con la luz -incluso antes de que Albert naciera- y comprendían una sola cosa: que aún no comprendían cómo se comportaba la luz. A los 26 años, año 1905 -milagroso por excelencia-, Einstein propone el marco teórico de lo que luego se conocería como la relatividad especial (o restringida). La teoría postula que la velocidad de la luz es una cantidad invariante, que siempre vale 300.000 km/seg (aproximadamente), independientemente del estado de movimiento de los observadores... [resumido].