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Los biólogos nos enfrentamos cada vez más frecuentemente al desafío de vincular nuestra labor individual a foros que ya no son disciplinares sino inter- e incluso trans-disciplinarios, con el objetivo coordinar las respuestas de la ciencia y la sociedad ante el cambio ambiental global. Estos escenarios requieren no sólo el fortalecimiento de nuestra capacidad de interacción en general sino, lo que es quizás más importante, el desarrollo de nuevas capacidades de interacción con sectores de la sociedad distintos al científico. En esta integración, el concepto de servicios ecosistémicos (e.g. la percepción del valor que tienen las propiedades ecosistémicas para distintas personas) puede constituir una herramienta fundamental de vinculación entre distintas áreas disciplinares. Este concepto puede ser una herramienta para la co-construcción con otros actores sociales de marcos conceptuales integradores. Este concepto también puede ser fundamental en el diseño de programas que permitan poner al desarrollo en el camino de la sustentabilidad en su sentido más amplio. Las ciencias de la vegetación son un ejemplo de transformación de marcos conceptuales y, en particular en el contexto del cambio ambiental global, la ecología funcional ha tenido un papel fundamental en esa transformación. La construcción de comunidades científicas (y no científicas) más diversas sigue siendo un desafío. Del mismo modo, se requieren estrategias que potencien el impacto de esas comunidades en las transformaciones necesarias para lograr un desarrollo más sustentable y equitativo.