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Es imprescindible empezar a considerar que el mal uso de los recursos naturales produce pobreza. La mayoría de los problemas actuales de la sociedad, especialmente a nivel local en las naciones del Tercer Mundo, son consecuencia de la pobreza, por lo cual habría que centrar las acciones no sólo en la redistribución de la riqueza sino también en el uso racional de los recursos naturales. Quizás, las conclusiones a las cuales arriba Wangari Maathai (Premio Nobel de la Paz 2004) para explicar los mayores conflictos de la sociedad africana, sean íntegramente extrapolables a la realidad argentina y en particular a la realidad de nuestra región. Según Wangari[1], ciertas cosas que ocurren durante el proceso de colonización eliminan la humanidad de las personas. Cuando uno es colonizado, todos los elementos de la cultura se eliminan y son suplantados por algo que no es propio. Una persona que pasa por este proceso se deshumaniza. Lo que uno es, es robado. Una de las cosas que la colonización destruyó tanto en África como en Argentina, fueron formas de vida ambientalmente benignas. Cuando los colonizadores trajeron el cristianismo, se dejó de concentrar la atención en la naturaleza y se la dirigió al cielo. Una vez que el ambiente no fue más reverenciado, ya no fue más protegido. Esto es lo que ocurre cuando la gente se desliga de su cultura. Se convierte en participante de su propia destrucción. Esto no significa que sea necesario regresar al pasado. La cultura es dinámica y evoluciona con el tiempo. Se deberían descartar las tradiciones retrógradas y rescatar aspectos positivos de la cultura -como la reverencia hacia la naturaleza- que devolverían a todas las personas los sentimientos de pertenencia e identidad perdidos. [1] Entrevista a Wangari Maathai por Nathan Gardels. La cultura es el eslabón perdido en el desarrollo africano. La Voz del Interior, 19-06-2005.