INIMEC - CONICET   05467
INSTITUTO DE INVESTIGACION MEDICA MERCEDES Y MARTIN FERREYRA
Unidad Ejecutora - UE
capítulos de libros
Título:
La intoxicación etílica en tempranas fases del desarrollo: Impactos morfológicos y funcionales
Autor/es:
MOLINA, J.C.; MARCH, S.M.; PAUTASSI, R.M.; ABATE, P; CULLERÉ, M.E.
Libro:
Neurociencias, salud y bienestar comunitario
Editorial:
Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Nuevos Tiempos ; Avellaneda : Universidad Nacional de Avellaneda
Referencias:
Lugar: Ciudad Autónoma de Buenos Aires; Año: 2017; p. 161 - 209
Resumen:
Generalmente, la visión de los efectos nocivos del alcohol sobre el individuo y la sociedad se deriva de patrones de uso y abuso del psicotrópico por parte del adolescente y el adulto. Dicha visión se centra en el desarrollo de la adicción hacia el alcohol, enfermedades de orden neurológicas y hepáticas asociadas a la ingesta abusiva, coparticipación del alcohol en el aumento del riesgo en contraer patologías venéreas, mortalidad o incapacitación generada por accidentes de tránsito y laborales bajo estado de ebriedad, violencia familiar y social, etc. Sin embargo, enfocar la problemática etílica sólo a partir del consumo juvenil o adulto implica un sesgo ontogénico y posiblemente resta efectividad al análisis de causas o factores moduladores que subyacen al desarrollo de patrones de uso y abuso del psicotrópico. El objetivo del presente capítulo es retrotraer nuestra visión a etapas tempranas del desarrollo presentando evidencias preclínicas, clínicas y epidemiológicas sobre los riesgos de la exposición fetal, infantil y adolescente sobre el bienestar del individuo y principalmente ilustrar como estas experiencias pueden repercutir sobre la subsiguiente afinidad etílica y la sensibilidad hacia los efectos motivacionales de la droga. Las temáticas que recibirán especial interés implican tempranas capacidades para procesar y retener información sensorial (gustativa y olfatoria) inherente al alcohol, la sensibilidad a los efectos reforzantes de la droga, la generación de aprendizajes asociativos a partir de la contigüidad temporal entre la percepción sensorial etílica y sus efectos interoceptivos, la interacción entre experiencias del feto y el lactante con el alcohol sobre la posterior ingesta y búsqueda de la droga, el rol del principal metabolito del alcohol (acetaldehído) en la generación de efectos reforzantes a nivel del sistema nervioso central y consecuencias de la sensibilidad periadolescente frente al desafío etílico. A fin que el lector pueda lograr una mejor comprensión sobre los temas aquí abordados, resulta pertinente brindar una visión resumida sobre dos aspectos relevantes en cuanto al desarrollo temprano. El primero de ellos implica la posibilidad de patologías durante el desarrollo embrionario y fetal debido al consumo materno de alcohol. Nos referiremos al problema del alcohol en calidad de teratógeno (agente con la capacidad de inducir o aumentar la incidencia de malformaciones congénitas cuando se administra o actúa durante la organogénesis). Conjuntamente analizaremos otras formas de exposición postnatal temprana al psicotrópico que existen en diversas culturas y que han recibido relativamente poca atención en referencia a sus efectos a corto y largo plazo. En segundo lugar, abordaremos brevemente evidencias sobre capacidades tempranas de percepción, aprendizaje y memoria; capacidades que pueden observarse durante la vida prenatal tardía y durante la lactancia. El objetivo de estos abordajes es permitir una visión integrada acerca de la factibilidad de experiencias tempranas con la droga y como dichas experiencias pueden modificar la sensibilidad hacia el alcohol y la búsqueda y el consumo del psicotrópico. El descubrimiento que el alcohol posee la capacidad de actuar como un agente teratogénico amplió considerablemente el espectro de alteraciones que es posible esperar a partir del uso y abuso de este psicofármaco (Jones & Smith, 1973; Lemoine, Harousseau, Borteyru, & al., 1968). Actualmente, dos entidades nosológicas aluden a los efectos adversos del uso del alcohol durante la gestación. El Síndrome Fetal de Alcohol (en la literatura anglosajona: Fetal Alcohol Syndrome o FAS) implica un espectro de malformaciones craneofaciales (entre otras: perímetro craneal disminuido, fisuras palpebrales pequeñas, ausencia de pliegue nasolabial o philtrum, labio superior largo y delgado, hipoplasia del maxilar inferior), retraso en la tasa de crecimiento fetal e infantil y un amplio espectro de trastornos neurológicos que se expresan a través de disfunciones lingüísticas, alteraciones sensoriales, perceptuales y en la coordinación motora y déficits en la capacidad de aprendizaje y memoria. El llamado Espectro de Desórdenes Fetales producidos por el alcohol (Fetal Alcohol Spectrum Disorders o FASD) es diagnosticado en niños con disfunciones neurológicas asociadas con la historia de ingesta materna durante el embarazo pero que no presentan las típicas alteraciones morfológicas del FAS (Riley & McGee, 2005). Tomadas en conjunto, estas dos entidades patológicas representan en el mundo occidental la primera causa congénita asociada a alteraciones neurocomportamentales, entre las que se incluye el retraso mental (en calidad de revisiones recientes véase: (de Sanctis, Memo, Pichini, Tarani, & Vagnarelli; Fernández-Mayorales & Fernández-Jaén, 2011; Riley, Infante, & Warren, 2011). La severidad de los desórdenes morfológicos o funcionales generados por el insulto etílico embrionario o fetal depende de una multiplicidad de factores. Entre ellos, la cantidad y frecuencia del consumo materno. El llamado ?atracón etílico? o ?binge drinking? (altas dosis en poca cantidad de tiempo) implica un factor de alto riesgo teratológico. Nótese que dicho tipo de consumo, en la actualidad, es característico en poblaciones jóvenes en edad reproductiva. Influyen también en la naturaleza y la magnitud de las alteraciones fetales, la hiponutrición y la capacidad metabólica materna (Shankar, Ronis, & Badger, 2007) y el período de gestación en el que se produce el desafío etílico (Kumada, Jiang, Cameron, & Komuro, 2007; Maier, Miller, Blackwell, & West, 1999; Sulik & Johnston, 1983; Zhou, Sari, Powrozek, Goodlett, & Li, 2003). En términos del desarrollo del sistema nervioso central y considerando la multiplicidad de procesos que determinan su configuración morfológica y funcional (inducción de la placa neural, proliferación neuronal y glial, migración, agrupamiento, sinaptogénesis, muerte neuronal programada y reorganización de los circuitos neurales), resulta imposible considerar a cualquier etapa de la ontogenia cerebral como refractaria a efectos adversos del alcohol. La posibilidad de exposición temprana al alcohol no se circunscribe al periodo del embarazo. La investigación epidemiológica y clínica indica que también existen otras modalidades de exposición a la droga durante el transcurso de la temprana ontogenia (en carácter de revisiones, véase (Molina, Spear, Spear, Mennella, & Lewis, 2007; Spear & Molina, 2005). En distintas culturas, incluyendo a nuestro país (Argentina), se continúa utilizando paños embebidos en alcohol con la finalidad de evitar infecciones neonatales derivadas del remanente del cordón umbilical o buscar disminuir espasmos estomacales en el lactante. Estas prácticas implican la absorción percutánea del alcohol e inhalación del vapor etílico lo que genera considerables niveles de la droga en sangre (Choonara, 1994). El consumo materno de alcohol durante la lactancia, basado en la creencia científicamente no sustentada sobre su poder galactogénico, representa otra forma de exposición temprana a la droga. Si la cantidad ingerida no inhibe la producción y eyección de leche, fenómenos relacionados con alteraciones en los niveles de oxicitocina y prolactina, el lactante estará expuesto a leche contaminada con alcohol. Esta exposición es suficiente para generar memorias relacionadas con el alcohol (Giglia & Binns, 2006; Mennella & Beauchamp, 2002; Mennella, Pepino, & Teff, 2005) o alterar la interrelación socioafectiva y nutricional entre la madre y el bebé (Pepino, Abate, Spear, & Molina, 2002a; Pueta, Abate, Haymal, Spear, & Molina, 2008). Finalmente, recientes estudios epidemiológicos reflejan la alta prevalencia de consumo y abuso etílico tanto en niños como en adolescentes en prácticamente todos los países examinados (Ahlstrom & Osterberg, 2005; Johnston, O?Malley, & Bachman, 2005). Los efectos nocivos a corto y largo plazo que ejerce el alcohol, incluyendo entre ellos a los patrones de abuso y adicción, dependen significativamente de la edad de inicio del consumo o la exposición a sus efectos tóxicos (Ahlstrom & Osterberg, 2005). Cuatro trabajos epidemiológicos indican que la exposición prenatal al alcohol, derivada incluso de patrones moderados de consumo materno, es un factor que predice el subsiguiente abuso etílico (Alati, et al., 2006; Baer, Barr, Bookstein, Sampson, & Streissguth, 1998; Baer, Sampson, Barr, Connor, & Streissguth, 2003; Yates, Cadoret, Troughton, Stewart, & Giunta, 1998). Esta asociación es aun significativa al controlar variables intervinientes que por sí mismas pueden determinar el hábito de ingesta (por ejemplo: predisposición genética, co-utilización de otros psicotrópicos durante el embarazo y características del entorno familiar a nivel postnatal). La mayoría de estos estudios reconoce como antecedente a la información preclínica, generada a través de modelos animales, que sustenta la asociación bajo consideración y provee mecanismos por los cuales se establece la misma (por ejemplo: Chotro & Arias, 2006; Molina, Chotro, & Domínguez, 1995; Molina, et al., 2007; Spear & Molina, 2005). Una significativa fracción de los estudios conducidos por nuestro laboratorio está abocada a comprender como la experiencia temprana con el alcohol (entendiendo por temprana a etapas tardías de la gestación, las primeras horas de vida postnatal, la fase de lactancia y el comienzo de la vida juvenil) determina o modula la subsiguiente reactividad hacia atributos sensoriales y tóxicos de la droga, cómo afecta la búsqueda de estímulos originalmente asociados a los efectos interoceptivos del alcohol y finalmente cómo incide sobre la estructuración de patrones de consumo etílico. Por lo general los estudios implican la utilización de dosis etílicas bajas o moderadas que no generan alteraciones teratológicas a nivel fetal ni alteraciones fisiológicas permanentes durante la temprana vida postnatal. Se utilizan modelos animales que permiten analizar como el contacto temprano con el alcohol puede dar origen a aprendizajes y memorias específicas, su incidencia sobre procesos de sensibilización o tolerancia hacia el alcohol y como estos factores se entrelazan para determinar conductas de búsqueda o ingesta de la droga. Basados en estas aproximaciones experimentales y cuando existieron posibilidades metodológicas, técnicas y fundamentalmente de cumplimiento con normativas éticas, también se realizaron investigaciones en la esfera humana. Por ejemplo, a partir de estudios que demuestran la capacidad de procesamiento quimiosensorial por parte del feto de especies altriciales, hemos investigado patrones de reconocimiento del olor etílico en neonatos humanos cuyas madres exhibieron patrones de ingesta etílica moderada durante el embarazo (Faas et al., 2000). En coincidencia con estudios animales que indicaban que el feto a término procesa estímulos olfativos presentes en el líquido amniótico (Molina, et al., 1995; Schaal, Hummel, & Soussignan, 2004) pudo demostrarse que la exposición prenatal al alcohol promueve el reconocimiento postnatal de los atributos sensoriales de la droga. Este efecto es altamente específico ya que no se observa generalización hacia otros estímulos y es detectable en niños que no exhiben signos o síntomas característicos de la acción teratogénica del alcohol (Faas, Sponton, Moya, & Molina, 2000). Brindado este ejemplo, y como fuese originalmente señalado, resulta conveniente que el lector también pueda comprender capacidades de percepción y de aprendizaje presentes en la ontogenia temprana. Abordaremos en forma resumida estas capacidades para facilitar la subsiguiente comprensión acerca del rol de la experiencia temprana con el alcohol sobre subsiguientes pautas de reconocimiento y aceptación de la droga. Durante la vida fetal es posible concebir un rico contexto de estímulos a los que está expuesto el organismo en desarrollo. La capacidad para reaccionar a estímulos cutáneos, vestibulares y térmicos emerge rápidamente en el feto. De hecho, la re-exposiciòn a estímulos experimentados durante la gestación tardía, generan en el neonato claras respuestas de orientación en el plano comportamental y neurovegetativo (Alberts, 1984; Ronca, Kamm, Thelen, & Alberts, 1994). En referencia a los estímulos quimiosensoriales existen evidencias de la funcionalidad del sistema olfatorio durante la vida fetal de ciertos mamíferos; por ejemplo en el ratón (Coppola, 2001) y en el humano (Schaal, et al., 2004). Un cuerpo considerable de investigaciones neurobiológicas ha demostrado que fetos a término como neonatos de distintas especies (conejos, ovejas, ratas y humanos; Robinson & Smotherman, 1995 Robinson, Hoeltzel, & Smotherman, 1995; Schaal, et al., 2004) detectan y discriminan estímulos quimiosensoriales presentes en el líquido amniótico o en el ambiente postnatal; respectivamente. Tanto en ratas como en humanos, es claro que existe memoria relativa a atributos sensoriales del líquido amniótico que repercuten sobre la orientación y preferencia del neonato hacia el olor de este fluido biológico; orientación que también modula la búsqueda y prensión del pezón materno aromatizado con olores percibidos in útero (Schaal, Marlier, & Soussignan, 2000; Smotherman, 1984). Como lo señala Nicolaidis (2008), la experiencia prenatal con estímulos gustativos y olfatorios específicos puede dar lugar a aprendizajes similares a la impronta que determinan subsiguientes pautas de preferencias hacia determinadas dietas e incluso hacia drogas tales como el alcohol. Se observa también a nivel fetal y neonatal la capacidad de habituarse a estímulos que son presentados en forma monótona y que no implican relevancia biológica. La habituación, una forma simple de aprendizaje no asociativo, ha sido observada a nivel conductual y neurovegetativo en el feto de rata a término ante la estimulación repetida con un olor artificial (Smotherman & Robinson, 1992). Similar proceso de aprendizaje ha sido constatado en el feto ovino y humano ante estímulos de orden vibroacústicos (Hepper & Dornan, 2012; Leader, Baillie, Martin, Molteno, & Wynchank, 1984; Leader, Stevens, & Lumbers, 1988). Avances técnicos y metodológicos han permitido también analizar si el feto a término y el neonato de rata poseen la capacidad de adquirir, retener y expresar aprendizajes de orden asociativos. La respuesta ha sido afirmativa y como se verá en el desarrollo del capítulo, este tipo de aprendizaje ha sido investigado sistemáticamente con el alcohol a fin de evaluar la capacidad reforzante de la droga durante distintas etapas de la ontogenia temprana. Cabe señalar que los aprendizajes asociativos a nivel fetal y neonatal han sido originalmente investigados valiéndose de distintos procedimientos experimentales. Por ejemplo, se han obtenido evidencias de condicionamiento clásico o pavloviano, aversivo o apetititvo, al asociar estímulos olfativos y gustativos con agentes eméticos, estimulación táctil activadora del movimiento o leche infundida a nivel intrabucal (Domínguez, López, & Molina, 1999; Gruest, Richer, & Bernard, 2004; Petrov, Varlinskaya, & Smotherman, 2000; Smotherman, Richards, & Robinson, 1984). Una reciente serie de estudios experimentales ha puesto también de manifiesto que los roedores recién nacidos, rápidamente asocian distintos comportamientos con reforzadores naturales, tal el caso de la leche. En función de dicha asociación, el organismo logra auto-administrarse el agente nutricional e incluso presenta conductas de búsqueda del reforzador (Arias, Spear, Molina, & Molina, 2007; Bordner, Molina, & Spear, 2008; March, Abate, Spear, & Molina, 2009). En resumen, esta introducción a la temática específica, ha intentado dar un contexto de conocimiento relativo a posibilidades de exposición temprana al alcohol, sus efectos adversos sobre el desarrollo del organismo y también señalar que existen capacidades de aprendizaje temprano; las cuales, a través de distintos procesos, pueden afectar el comportamiento subsiguiente. Los ítems que se abordarán a continuación resaltarán experiencias tempranas con el alcohol, los aprendizajes que se derivan de las mismas y su impacto sobre la subsiguiente apetencia y afinidad etílica.