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El champiñón (Agaricus bisporus) es el hongo de mayor venta en Argentina y en el mundo entero y su variedad portobello tiene una gran aceptación en ambos mercados. Estos hongos son descomponedores secundarios y, por ello, su cultivo requiere una adecuación por compostaje del material de partida (MP) para obtener un sustrato selectivo para ellos. Este es un paso crítico para posibilitar el cultivo de estos hongos, el cual se logra favoreciendo y controlando el crecimiento en sucesión de los microorganismos presentes en el MP que integra la formulación. Este proceso de compostaje para el cultivo de hongos requiere de una gran inversión en espacio, maquinaria y mano de obra y consiste en dos fases: la primera generalmente se realiza en el exterior, y la otra, en ambientes internos controlados. Son muchos los materiales lignocelulosos empleados para el cultivo de hongos. La cáscara de girasol (CG) es un residuo lignocelulósico abundante y de difícil disposición de la industria aceitera, la cual ha sido evaluada por nuestro laboratorio con éxito para el cultivo de hongos que son descomponedores primarios, es decir sin necesidad de compostaje. Posteriormente, para obtener el compost para el cultivo de hongos Agaricus spp se estudió la inclusión de la CG en el material base. Para esto se desarrolló un sistema a pequeña escala consistente en un tanque de agua de plástico del tipo domiciliario adaptado para cumplir esta función y facilitar su manejo. Durante el proceso de compostaje se siguió la evolución de la temperatura, humedad, pH, conductividad eléctrica, porcentajes de materia orgánica, fibra total, contenido celular, cenizas, celulosa, hemicelulosa, lignina, C y N. El resultado fue un sustrato compostado adecuado para el cultivo de hongos Agaricus, en tiempo y forma similares a los empleados con sistemas a mayor escala y además con las características óptimas descriptas para este cultivo.