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La biomasa, desde el punto de vista energético, es uno de las fuentes de energía renovable más compleja, ya que en este término se engloban recursos de diferente naturaleza, características y posibles aplicaciones. Una evaluación integral de los recursos de biomasa debe incluir aspectos de tipo orográficos, tecnológicos, económicos, ambientales, sociales, entre muchos otros. La complejidad resultante, a la que deben enfrentarse las esferas de gestión, administración y gobierno para la implementación de alternativas bioenergéticas, muchas veces puede constituirse en un freno para el desarrollo de estos proyectos. El Valle de Lerma, provincia de Salta, se muestra como una zona con alta diversidad de recursos de biomasa. Con el objetivo de acercar una vía de aproximación a su aprovechamiento, y considerando que la biomasa puede constituirse en una herramienta estratégica para el desarrollo de la región, una secuencia metodológica sencilla y replicable se presenta en este trabajo. Dicho camino metodológico, ha sido aplicado a la región de estudio de esta investigación: Valle de Lerma. En términos generales, el recurso de biomasa debe ser evaluado en tres diferentes niveles, que van desde el máximo recurso al factible de ser utilizado: biomasa potencial, biomasa disponible, biomasa utilizable. Una vez identificados los recursos de biomasa disponibles, los recursos preseleccionados deben ser caracterizados y por último debe realizarse un análisis técnico-económico en el caso concreto de su implementación, para cada recurso. En este trabajo se presentan los resultados de la evaluación hasta la definición de la biomasa disponible. Las etapas seguidas para la identificación de los recursos de biomasa potenciales y disponibles fueron las siguientes: a) análisis del contexto; b) estudio de la base biofísica del Valle; c) estudio de la percepción y demanda energética local; d) priorización de recursos de biomasa; e) estimación del índice de disponibilidad (IDI). La etapa a y b, fueron desarrolladas en gabinete con auxilio de información secundaria y estudio de imágenes satelitales, por un lado, y recorridas de terreno, por otro. La etapa c) se basó en la consulta a 38 actores clave identificados en el Valle pertenecientes a los sectores: gobierno, empresas, asociaciones, productores, pobladores. La etapa d) se basó en la observación y reflexión personal y la revisión de literatura internacional. Se definieron 8 criterios clave (8E). Cada uno de ellos fue definido en una escala de alto, medio, bajo con parámetros fácilmente cuantificables, y a los cuales se les atribuyó un puntaje entre 0 y 10 para poder realizar una cuantificación final. El IDI fue obtenido para cada uno de los recursos de biomasa identificados, que fueron analizados en función de las 8E (filtro), teniendo en cuenta la información relevada a los actores locales y los análisis previos de gabinete. Se definió una escala para el IDI entre 0 y 100 (de menor a mayor disponibilidad). En términos generales se consideró que un recurso con más de 50% de IDI, es un recurso que puede ser manejado y aprovechado de manera sostenible, con beneficios locales. Para el Valle, los recursos que mostraron un mayor IDI fueron residuos sólidos urbanos (80%); residuos de tabaco Virginia (75%); residuos de tabaco criollo (62%), biomasa leñosa de arbustales y matorrales (62%). Los estudios realizados permiten observar los puntos fuertes y débiles de cada recurso, algunos de los cuales pueden ser modificados y otros deberán tenerse en cuenta en el momento de planificar su uso. A nivel de implementación, análisis integrales de todo el sistema bioenergético deben ser realizados a fin de definir su nivel de sustentabilidad para la zona.