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El transporte de materiales de alto valor agregado que necesitan aislación térmica presenta un desafío, tanto a nivel económico como ecológico, ya que actualmente se siguen utilizando espumas de poliestireno expandido (PSE) las cuales si bien son económicas, presentan desventajas tales como altos costos de logística, se fabrican a partir de agentes químicos nocivos para el medio ambiente [4], se degradan en oligómeros nocivos [1] [2] y su tasa de reciclabilidad es baja.[3] Existe otra opción en el mercado que se basa en un envase primario de cartón corrugado y un envase secundario de polietileno que en su interior posee un sumidero de calor diseñado para mantener un rango de temperatura durante un tiempo determinado según los requerimientos del producto a transportar. El cartón presenta desventajas tales como pérdida de integridad estructural por absorción de humedad y sus propiedades mecánicas son pobres, todo esto en detrimento del material transportado, además del impacto ocasionado por el consumo de celulosa para este fin. El objetivo de este trabajo es superar las desventajas de los sistemas antes descriptos fabricando espumas poliméricas biodegradables reforzadas con nanoarcillas.