CEPAVE   05420
CENTRO DE ESTUDIOS PARASITOLOGICOS Y DE VECTORES
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
Control biológico de insectos de importancia agrícola.
Autor/es:
PLISCHUK, S.
Lugar:
Coronel Suárez, Bs. As.
Reunión:
Jornada; III Jornadas de Microbiología Clínica, Industrial y Ambiental de la provincia de Buenos Aires; 2009
Institución organizadora:
Depto. de Microbiología de la carrera de Microbiología Clínica e Industrial - Facultad de Ciencias Veterinarias, U.N.L.P.
Resumen:
Uno de los pilares productivos de nuestro país es la explotación agrícola. En este contexto, la existencia de plagas del agro es una constante amenaza que ha sido resistida clásicamente con el empleo de agroquímicos. Inconvenientes como la elevada toxicidad de algunos principios activos en particular, afecciones en organismos “no objetivo” y persistencia en el ambiente, han motivado la búsqueda y desarrollo de otras alternativas para el control de plagas. El Control Biológico es una rama del Manejo Integrado de Plagas, el cual se basa en la utilización o manejo de enemigos naturales y otros organismos benéficos seleccionados a fin de reducir las poblaciones y los efectos de las plagas. Existen diversas clasificaciones de este tipo de control basadas tanto en la naturaleza del controlador, como en su forma de actuar en relación a la plaga o su modo de establecerse en el ambiente. El Control Biológico Microbiano puede definirse en sentido amplio como el control basado en el uso de bacterias, hongos, protistas y virus. En el caso concreto de los protistas, los más estudiados y utilizados son los generadores de cuerpos de transmisión resistentes, en especial microsporidios, amebas y gregarinas. Por otra parte, los insectos ortópteros (langostas y tucuras) son considerados como una importante plaga del agro en diversas zonas de nuestro país. Históricamente se los ha intentado controlar químicamente en forma posterior a sus explosiones demográficas, en un claro ejemplo de control reactivo. Una interesante alternativa es un control preventivo, basado en la aplicación y establecimiento de controladores biológicos en la población hospedadora, con un control sostenido, y tendiente a evitar explosiones demográficas que superen el umbral de daño. En este sentido, el microsporidio Paranosema locustae ha mostrado un importante capacidad. El concepto original para su desarrollo estuvo basado en aumentar los factores de control natural existentes, para la supresión y el mantenimiento de las densidades de tucuras a largo plazo. Este protista parasita células del tejido adiposo, interfiriendo el metabolismo del hospedador y compitiendo con éste por reservas energéticas vitales. Si bien causa un aumento en las tasas de mortalidad, sus efectos suelen ser de tendencia crónica y debilitante. Los factores decisivos a la hora de seleccionarlo como un adecuado agente de control fueron principalmente sus altas tasas de transmisión, su moderada virulencia, la cual permite la producción de gran cantidad de esporos por insecto, y su amplio rango hospedador entre los acridiomorfos. Las experiencias realizadas en Argentina mostraron que P. locustae se encuentra afectando a, al menos, 19 especies de ortópteros. Los registros revelan que se ha establecido exitosamente en determinadas poblaciones de tucuras de la región Pampeana y noroeste de la Patagonia, sitios donde no se han reportado explosiones demográficas desde su introducción entre 1978 y 1982. Se plantean, como perspectivas, evaluar otros protistas como agentes de control, indagar acerca del antagonismo de P. locustae con otros protistas, y continuar la prospección en busca de otros patógenos que puedan desarrollarse como efectivos controladores biológicos microbianos.