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El consumo de energía, particularmente de origen fósil, ha crecido sostenidamente, lo que ocasionó el incremento en gases de efecto invernadero y generó interés en otras fuentes de energía, tales como la biomasa lignocelulósica. Spartina argentinensis (espartillo) y Panicum prionitis (paja de techar) son gramíneas de metabolismo fotosintético C4, dominantes de pastizales en grandes superficies de Santa Fe. Están adaptadas a suelos inundables aunque el espartillo crece también en suelos con altos tenores de sales y sodio. Las zonas donde crecen sustentan una ganadería extensiva donde la quema es una práctica para usar rebrotes con mayor calidad forrajera y el crecimiento de especies acompañantes, durante un breve período. Geoffroea decorticans (chañar) es un árbol nativo con raíces gemíferas que le permiten crecer rápidamente luego de un corte de la parte aérea. Arundo donax (caña de castilla) es una especie rizomatosa con muy alta producción de biomasa, a pesar de ser C3 y puede crecer en ambientes no aptos para la agricultura y con baja o nula aplicación de agroquímicos, resultando apta para áreas de periurbano. Dichas especies son perennes con características ecofisiológicas aptas para cosechas frecuentes con fines bioenergéticos. Para evaluar el potencial de estas biomasas como fuente energética y de materias primas, se estudió su pirolisis en reactor de lecho fijo, calentando bajo 30 ml/min de nitrógeno a 20 ºC/min desde T ambiente a 550 ºC, mantenida durante 30 min. Se obtuvieron tres corrientes de productos: líquida (bio-oil y tar), sólida (char) y gaseosa (principalmente COx, H2 y metano). Todas las biomasas mostraron rendimientos superiores a 60.4 %p de líquidos, con máxima producción de bio-oil (45.7 %p) con caña de castilla y mayor producción de tar (18 %p) con chañar. Los bio-oils contenían entre 24.3 y 44.9 %p de agua y el resto fueron compuestos orgánicos principalmente derivados de la celulosa y la hemicelulosa (ácidos, ésteres, aldehídos, cetonas, alcoholes y furanos). Los bio-oils derivados de chañar y de paja de techar presentaron muy altos contenidos de ácido acético (34.5 %p y 28.1 %p, respectivamente). Entre 10 y 12 %p de los compuestos orgánicos de todos los bio-oils fueron cetonas, principalmente pentenonas lineales y cíclicas sustituidas por grupos alquilos, mientras que el metanol representó entre 10 y 22.9 %p (caso del chañar). Los compuestos fenólicos, derivados de la lignina, representaron entre 6 y 9 %p en los bio-oils y entre 22 y 25 %p en los tars (fase alquitranosa), debido a su escasa solubilidad en agua. Los fenoles más importantes en todos los casos fueron fenol, siringol y guaiacol, y sus derivados alquilados. En los tars también estuvieron presentes compuestos de alto peso molecular (representando entre 25 y 40 %p y correspondiendo el mayor valor al chañar). Considerando los resultados obtenidos, tanto por los rendimientos a productos líquidos (bio-oil y tar) como por su composición, se puede inferir que estas biomasas podrían constituir una fuente energética y de productos químicos renovable