IBYME   02675
INSTITUTO DE BIOLOGIA Y MEDICINA EXPERIMENTAL
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
ROL DE LA HIPERANDROGENIZACIÓN PRENATAL EN ALTERACIONES METABOLICAS E INDUCCION DE SINDROME DE OVARIO POLIQUISTICO
Autor/es:
AMALFI, SABRINA; HEBER, FLORENCIA; GONZALEZ, PATRICIA VERONICA; VELEZ, LEANDRO MARTIN; PIGNATARO, OMAR; MOTTA, ALICIA BEATRIZ
Lugar:
Panamá
Reunión:
Congreso; XXII Reunión Bienal de la Asociación Latinoamericana de Investigadores en Reproducción Humana; 2011
Institución organizadora:
Asociación Latinoamericana de Investigadores en Reproducción Humana
Resumen:
El Síndrome del Ovario Poliquístico (PCOS) es una patología heterogénea caracterizada por hiperandrogenismo, hirsutismo, oligo o amenorrea y anovulación. El PCOS tiene una alta incidencia en mujeres en edad fértil que se estima del 8-12 % y no ha podido establecerse fehacientemente cual es el origen del síndrome. Se postula que durante la vida intrauterina, el feto en desarrollo estaría sometido a un exceso androgénico que alteraría vías de señalización (como por ejemplo, la insulina) produciéndose alteraciones endocrinas y metabólicas. Sin embargo, la etilogía del síndrome no ha sido fehacientemente dilucidada. Existen indicios de alteraciones génicas y de factores ambientales. Los objetivos específicos fueron: Establecer la posible relación entre hiperandrogenismo prenatal y la obesidad. Analizar la existencia de alteraciones metabólicas al nacimiento y en la etapa puberal Determinar si el hiperandrogenismo prenatal produce cambios en la funcionalidad ovárica (mediante determinación de progesterona: P, estradiol: E y testosterona: T en suero). 4. Investigar la posible existencia de un estado pro-inflamatorio (mediante la determinación del sistema prostaglandinas: PG) y pro-oxidativo (mediante determinación del sistema óxido nítrico: NO) en el ovario de las ratas que recibieron hiperandrogenismo prenatal y controles. Ratas adultas preñadas de la cepa Sprague-Dawley fueron inyectadas en los días 16, 17, 18 y 19 de gestación con 2 ó 5 mg de testosterona libre disuelta en 150 ul de aceite (grupos T2 y T5 respectivamente). Otro grupo recibió vehículo, aceite (grupo control C). Este tratamiento no afecta la duración de la preñez, el parto, ni el número ó sexo de las crías. A los 21días post-nacimiento las crías se separaron de sus madres y se utilizaron para el estudio solo las hembras A los 21 y a los 60 días de edad se las pesó y se midió la distancia uro-genital (como parámetro de masculinización). A partir de los 50 y hasta los 60 días de nacimiento se determinó el estadio del ciclo sexual por observación de las células presentes en el extendido vaginal. A los 60 días post-nacimiento los animales fueron sacrificados y se determinó además del estadio del ciclo sexual, los niveles de glucosa en sangre. Se obtuvo el suero para las determinaciones hormonales (P, E y T por radioinmunoensayo) y se separaron los ovarios: parte de este tejido se incluyeron en formaldehído para realizar estudios histoquímicos (por tinción con hematoxilina-eosina) y otro grupo de muestra se congeló a ? 80 C hasta la determinación del contenido de PGE (por radioinmunoensayo) y la actividad de la enzima NO sintasa (NOS, por evaluación de la conversión de sustrato de la NOS, arginina en su producto, citrulina) para cuantificar estrés oxidativo del ovario. Se trabajó con un número suficiente de animales como para obtener un n=15 por medición. Los animales hiperandrogenizados de los grupos T2 y T5 tenían menor peso al nacer (control: 40+3g, T2: 10+2g, T5: 9+2 g) y a los 21 días de edad (control: 40+2 g, T2: 34+3g, T5: 20+1 g) pero a los 60 días de edad no había diferencia en el peso de los tres grupos (control: 185+4 g, T2: 190+5g, T5: 199+4 g). Los animales del grupo T5 presentaban una conducta más agresiva que los del grupo T2 y controles. A los 60 días de edad, la distancia uro-genital de los grupos T2 y T5 era mayor (1,7+0,2 y 1,9+0,1, respectivamente) que los del grupo control (1,2+0,1 mm). No había diferencias significativas en la concentración de glucosa en sangre (control: 215+6, T2: 200+7 T5: 207+9 mg/dl sangre). La concentración de P en suero era de menor en el grupo T2 (11+2) y en el T5 (8,3+1) con respecto a los controles (16+3 ng/ml suero) al igual que la concentración de E en suero tanto en T2 (0,050+0,003) como en T5 (0,040+0,002) con respecto a los controles (0,37+0,01 ng/ml suero). La concentración de T en suero presentó una tendencia no significativa de incremento en los grupos T2 (150+50) y T5 (150+98) comparado con controles (70+35 pg/ml suero). Con respecto al ciclo sexual, los animales en el grupo T5 no presentaron apertura vaginal hasta el día de su sacrificio (día 60 de edad) mientras que un 20% presentaba ciclos regulares en el grupo T2 contra un 30% del grupo control. Los animales del grupo T5 no ciclaban. Cuando evaluamos el estrés oxidativo ovárico ocasionado por el NO, encontramos que la actividad de la NOS no era significativamente diferente entre los grupos T2 (56+11) y T5 (42+5) con respecto a los controles (56+10 pmol NO/gr/min). Finalmente cuando cuantificamos la concentración endógena de PGE ovárica como medida de la inflamación, vimos que la PGE ovárica del grupo T2 (3,4+0,9) no era significativamente distinta a la del grupo control (3,5+1,09) pero era mayor en el grupo T5 (7,9+1,6 pg/mg proteina determinada por Bradford). Podemos concluir que el hiperandrogenismo pre-natal sería responsable del menor peso al nacer que se sostiene en los primeros días de nacimiento y se recupera en la etapa pre-puberal. Podríamos pensar que el ambiente intrauterino hiperandrogenizado genera deficiencias en el desarrollo fetal que se traduce en un menor peso al nacer. Este se mantiene hasta que en la etapa pre-puberal se ve compensado. Esto se asociaría a un metabolismo acelerado de los lípidos que en niñas puede derivar en obesidad y dislipidemias. Los niveles séricos alterados de P y E y la tendencia de T sugieren que la esteroidogénesis ovárica se ve alterada durante la etapa pre-puberal, hecho que se reafirma cuando evaluamos ciclo sexual (incremento de ciclos irregulares en las hiperandrogenizadas), esta alteración se traduce en un incremento de T y una disminución de P y E. El estrés oxidativo generado por las especies reactivas del nitrógeno no se ve comprometido en la hiperandrogenización prenatal. Se observa un estado pro-inflamatorio ovárico en el grupo que recibió mayor concentración de testosterona (T5) hecho que se demuestra por el contenido de PGE. Finalmente concluimos que el hiperandrogenismo pre-natal genera condiciones adversas para el desarrollo fetal que se traducen en alteraciones metabólicas y endocrinas durante la etapa pre-puberal.