CADIC   02618
CENTRO AUSTRAL DE INVESTIGACIONES CIENTIFICAS
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
UBICACION GEOGRAFICA Y LOCALIZACIÓN GEOLÓGICA DE LOS CRATERES DE IMPACTO DE FILÚ-CO (BAJADA DEL DIABLO), PROVINCIA DE CUBUT, REPUBLICA ARGENTINA
Autor/es:
PONCE, J. F.; ACEVEDO, R.D.; ROCCA, M.; RABASSA, J. O.; CORBELLA, H.
Lugar:
San Salvador de Jujuy, Prov. de Jujuy, Argentina
Reunión:
Congreso; XVII Congreso Geológico Argentino; 2008
Institución organizadora:
Junta Ejecutiva y Comisión Organizadora Local
Resumen:
Corbella (1987), en el transcurso de un estudio de rocas alcalinas en Bajada del Diablo (Chubut central; 500 m s.n.m), a unos 120 km al S de la localidad de Gan Gan, advirtió un gran número de geoformas circulares las cuales podrían ser el resultado de un gigantesco impacto de meteoritos. Basándose en aquella observación, la cual sin embargo fue luego objeto de una incomprensible falta de atención en la literatura geológica argentina, tres de los presentes autores (R.D.A., J.F.P. y J.R.) realizaron en mayo 2007 un viaje de exploración a la zona mencionada, en un intento por verificar la hipótesis de génesis por impacto meteorítico para dichas estructuras. Los primeros resultados han sido comunicados recientemente por Acevedo et al. (2007). Este conjunto de formas circulares cubre un área de aproximadamente 90 km² entre 42° 44´ a 42° 51´  S y 67° 36´ a 67° 24´ O, conteniendo más de un centenar de notables estructuras crateriformes cuyas dimensiones oscilan de 60 a 350 m en diámetro y de 30 a 50 m en profundidad. El campo de dispersión está repartido en tres áreas separadas entre sí, una de las cuales, identificada como el área de la Meseta de Filú-Co, fue recorrida e inspeccionada en el campo y sus cráteres identificados incluidos en el cuadro 1. La primera área estudiada está localizada en dicha meseta y corresponde a un sector ubicado al NO en relación con las otras dos. Esta localidad está compuesta por (1) una meseta volcánica de basaltos y traquibasaltos del Mioceno tardío (Complejo Volcánico Quiñelaf); (2) brechas sedimentarias estratificadas, conglomerados y arenas (Plioceno tardío-Pleistoceno temprano), que integran un pedimento que se extiende ampliamente en la zona estudiada, y (3) depósitos fluviales formando terrazas y canales del Pleistoceno tardío (Ardolino y Franchi, 1996). El área de Filú-Co incluye no menos de 48 cráteres de impacto sobre la meseta basáltica del Mioceno tardío y en el pedimento del Plioceno tardío-Pleistoceno temprano, pero estas depresiones están ausentes en los terrenos fluviales pleistocénicos más jóvenes. Mediante la observación de fotografías aéreas se aprecian aparentes círculos centrales de pequeñas dimensiones en muchos de los cráteres. Sin embargo, no se trata de elevaciones centrales, sino que se trata de lagunas secas residuales. Los cráteres ubicados en el pedimento son más planos, abiertos y menos profundos que aquellos que aparecen sobre el sustrato basáltico. Las otras dos concentraciones de cráteres mencionadas por Corbella (1987) están localizadas al S y SO de la localidad de Filú-Co. Estas nuevas zonas fueron examinadas mediante imágenes satelitales pero no han sido aún visitadas en el campo. El número de cráteres y su densidad relativa se muestran en el cuadro 2. Las distintas áreas del campo de cráteres no muestran individualmente ni en conjunto la clásica elipse de dispersión. Sin embargo, el estudio geomorfológico de estas depresiones sugiere que ellas están temporalmente correlacionadas, habiéndose formado en forma simultánea. La preservación de los cráteres ha variado dependiendo de su localización y del sustrato sobre el que fueron labrados. Tanto la erosión como el soterramiento parcial han modificado sus formas originales. El número total de los cráteres que se formaron originalmente, antes de sufrir los efectos de la erosión del Cuaternario tardío, ha sido estimado en un mínimo de 206, basado en la densidad promedio de cráteres calculada en las tres zonas preservadas (0,6 cráteres/km2) y en el área mínima impactada estimada (398 km2). La diferencia en la densidad promedio entre la zona 1 y las zonas 2 y 3 se explica porque en el primer caso se utilizaron fotos aéreas de alta resolución y observaciones de campo para compilar los datos estadísticos, mientras que en las zonas 2 y 3 sólo fue posible utilizar imágenes satelitales de mediana resolución.