MACNBR   00242
MUSEO ARGENTINO DE CIENCIAS NATURALES "BERNARDINO RIVADAVIA"
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
RÁPIDA COLONIZACIÓN DE DEPÓSITOS DE CENIZAS DEL VOLCÁN CHAITÉN (CHILE) POR INSECTOS: EL CASO DEL ESCARABAJO COPRÓFAGO HOMOCOPRIS TORULOSUS
Autor/es:
SARZETTI, L. C.; SANCHEZ, M. V.; FARINA, J. L; CGENISE, J. F.
Lugar:
Santa Rosa
Reunión:
Congreso; VII CONGRESO LATINOAMERICANO DE SEDIMENTOLOGÍA XV REUNIÓN ARGENTINA DE SEDIMENTOLOGÍA; 2016
Resumen:
Las trazas fósiles de insectos del Cenozoico de Patagonia se encuentran preservadas mayoritariamente en paleosuelos desarrollados en depósitos piroclásticos. Más allá de la evidencia incontrastable que presentan estos paleosuelos en cuanto a la nidificación de insectos en depósitos de ceniza volcánica, faltaba la información neoicnológica que documentara el comportamiento en insectos actuales. Los depósitos téfricos resultantes de la erupción del Volcán Chaitén, ubicado en la Región de los Lagos en Chile, ocurrida en Mayo de 2008, generaron un laboratorio natural para documentar estos casos. Luego de dos viajes de campaña realizados a la zona, en 2009 y 2011, durante los cuales se visitaron los mismos puntos de muestreo, se encontraron activos en suelos afectados por la erupción y en depósitos de cenizas, diferentes invertebrados, destacándose escarabajos coprófagos, abejas, cigarras, avispas, lombrices, moluscos y otros. Aquí se presentan los estudios sobre Homocopris torulosus (Scarabaeidae, Scarabaeinae) que nidificaba en dos ambientes del río Blanco: la planicie de inundación con suelos cubiertos por pastos cortos y con arrayanes dispersos en los bordes; y el cauce abandonado con depósitos de ceniza que lo rellenaban desde el punto de avulsión hasta su desembocadura. En el primer sitio la ceniza caída había formado una capa de poco espesor sobre la cual había crecido posteriormente el pasto y se desarrollaron los nidos, constituidos por túneles con provisión y otros vacíos de los cuales muchos de ellos estaban asociados a cámaras de nidificación con bolas de cría (nidos terminados), alcanzando los 36?56 cm de profundidad. Los nidos excavados en depósitos de ceniza del cauce inactivo del río llegaban a una profundidad máxima de 23 cm y se encontraban constituidos por galerías con algunos túneles vacíos, otros con provisión (bosta) y otros donde restos de bosta tapizaban la superficie interna de los túneles, los cuales a su vez se encontraban rellenos por ceniza acumulada por el escarabajo. Las bolas de cría colectadas son ovoides, de 4,8 cm de alto y 4,3 cm de diámetro ecuatorial promedio (DE, N= 4), y en un corte longitudinal se observa una pared de material de suelo muy gruesa en relación con el DE, de casi 1 cm de espesor (0,8 cm promedio, N= 4). La cámara ovígera (CO) es esférica, de aproximadamente 1,5 cm de diámetro, y se encuentra excavada parcialmente en la pared en el polo más angostado del ovoide. En los casos donde se encontraron bolas con larvas en desarrollo, al cortar las mismas se logró registrar el comportamiento de construcción de la cámara pupal. La larva, que tiene su cuerpo en forma de ?u?, pone en contacto sus dos extremos de manera que toma las heces con las piezas bucales y coloca esos pellets fecales sobre toda la superficie interna de la pared de la bola de cría ayudándose con el primer par de patas y formando así una cámara pupal de pared gruesa (aproximadamente 0,6 mm de espesor). Estas cámaras a pesar de estar hechas enteramente con heces de la larva como quedó documentado aquí, se preservan como fósiles dentro de Coprinisphaera debido al alto contenido de material de suelo que tiene la bosta de la cual se alimentaron y que se mantiene en las heces. En los depósitos de cenizas del cauce del rio, además de nidos de H. torulosus, se encontraron babosas actuando como detritívoras dentro de sus galerías, y en otros sectores, nidos de avispas y abundantes lombrices también relacionadas con las bostas. Estas últimas funcionaban como centros de colonización, también para las pocas hierbas existentes. Este ambiente reconstruye muy bien el de la icnofauna de muchos paleosuelos piroclásticos del Cenozoico de la Patagonia. El caso documentado aquí, no solo muestra la tolerancia de algunos insectos a nidificar en depósitos recientes de ceniza desnuda, sino dada la disponibilidad de suelos escasamente afectados por la ceniza, muestra también una cierta preferencia por ellos. Además de esta evidencia, las bolas de cría de Homocopris torulosus presentan caracteres morfológicos que, a diferencia de la mayoría de las estudiadas para otras especies de la Argentina, las hace comparables a las Coprinisphaera registradas en distintas localidades de la Formación Sarmiento (Eoceno medio ? Mioceno inferior). Entre estos caracteres se destacan las paredes de gran espesor (siempre en relación a su DE) y las cámaras pupales de paredes simples sin pellets discretos ni otras estructuras. Las especies actuales de Argentina tienen bolas de cría de pared delgada y cámaras pupales de pellets definidos en la pared y morfología helicoidal. Esto supone que los productores de las Coprinisphaera de Patagonia estarían filogenéticamente más relacionados con el linaje de Homocopris torulosus que con el de la mayoría de los Scarabaeinae coprófagos presentes hoy en la Argentina.