CIENCIAS EXACTAS Y NATURALES

Paleoecología de los mamíferos depredadores del Pleistoceno tardío

Los restos de huesos y dientes se utilizan para estudiar la dieta, ambientes y hasta estrategias de caza de animales que se extinguieron hace 8-12 mil años.


Por Francisco J. Prevosti*

Durante el Pleistoceno -últimos 2,6 millones de años-, América del Sur tenía una gran diversidad de mamíferos, en especial de mediano y gran tamaño. La anatomía de dientes y huesos de los fósiles encontrados y la presencia de isótopos estables permiten determinar sus dietas, inferir las características de los ambientes en que vivieron y arrojar luz sobre la extinción de esta fauna hace entre 12 y 8 mil años.

Estos elementos son las principales fuentes de información de la paleoecología que consiste en la aplicación de la ecología a comunidades del pasado: entender la dinámica de la fauna pasada, las interrelaciones entre las distintas especies y entre estas y el ambiente en el que vivieron. Como el registro fósil raramente es completo, el alcance de la paleoecología es más limitado que el de la ecología porque se apoya en los conocimientos ecológicos actuales “proyectados” al pasado.

La anatomía de los huesos y dientes ha sido utilizada para hacer inferencias paleoecológicas por más de doscientos años, por ejemplo, los dientes pueden decirnos si una especie comía plantas, animales, o una mezcla de ambos, y los huesos pueden indicarnos el tipo de locomoción -si eran corredores, nadadores, excavadores o trepadores-, las estrategias de caza -si acechaban o realizaban persecuciones activas- o el tipo de ambientes que habitaban. También se puede estimar el tamaño corporal, ya que está íntimamente relacionado con variables fisiológicas y ecológicas.

Más recientemente, surgieron otras fuentes de información de la paleoecología, como los estudios geoquímicos a través de isótopos estables, que son representaciones de un elemento caracterizados por un número particular de neutrones que con el tiempo no se descompone en otro isótopo por lo que -en el caso de los los isótopos radioactivos, como el carbono 14, se descomponen con el tiempo-.

Dentro de la información que brindan estos isótopos estables por ejemplo, los isótopos de nitrógeno 14 y 15 nos indica en qué posición de la cadena trófica se encontraba una especie y los de oxígeno 16 y 18 la temperatura del ambiente en el que vivían. Sin embargo, la interpretación de estos isótopos tiene sus complicaciones, ya que se ven afectados por variaciones ambientales a lo largo del tiempo y el espacio, las características del agua que los animales consumían y el tipo de metabolismo que estos tenían.

 

La Fauna del Pleistoceno

Utilizando esta metodología nuestro grupo de trabajo ha investigado la paleoecología de los grandes carnívoros del pleistoceno tardío de la Región Pampeana de Argentina y el extremo austral de la Patagonia Chilena. En el 2006 junto a Sergio Vizcaíno, investigador principal de CONICET en la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de la Plata, en un estudio del gremio de carnívoros del Pleistoceno tardío de Buenos Aires utilizando la morfología de los dientes de los carnívoros y sus tamaños corporales, así como el de las presas potenciales con las que convivieron. Se identificó que el tigre dientes de sable era el depredador más grande y especializado: podía cazar presas de más de una tonelada, incluyendo caballos, grandes camélidos, macrauquenias –género extinto de mamíferos-, perezosos terrestres y quizás gliptodontes. Este depredador estaba en la cima de la cadena trófica y por su corpulencia podía desplazar a otros carnívoros competidores.

El oso de rostro corto era algo más pequeño y poseía una dieta omnívora que pudo haber incluido una importante proporción de carroña. Por último, el gran cánido Canis nehringi tenía una talla y una dieta similar a la del lobo gris actual. Camélidos, caballos, grandes roedores serían sus principales presas. El estudio indica que el gremio de carnívoros de la Región Pampeana estaba “bien” estructurado porque las especies diferían entre sí en el tamaño corporal o el tipo de dieta, lo que ayudaba a minimizar la competencia entre ellas.

En el 2013, junto a la Dra. Fabiana Martin de la Universidad de Magallanes, Chile, estudiamos las faunas del Pleistoceno final y Holoceno temprano -entre 13 y 10 mil años- del sur de la Patagonia Chilena. Identificamos que el oso de rostro corto y el zorro extinguido Dusicyon avus fueron más carnívoros de lo que indicaba la anatomía de sus dientes, lo cual podría explicarse por el carroñeo de las carcasas de perezosos terrestres del género Mylodon. El tigre diente de sable y la “pantera patagónica” (Panthera onca mesembrina) eran carnívoros especializados en la caza de grandes mamíferos. Mientras el primero depredaba más frecuentemente sobre perezosos terrestres, el segundo lo hacía más sobre caballos y camélidos. Esta fauna poseía una menor cantidad de depredadores que la de otras de América del Sur, lo que está en relación con la menor diversidad de presas potenciales y las condiciones climáticas extremas impuestas por la ubicación geográfica en la que se encuentra.

Por último, junto a colaboradores de la Universidad de Tubinga, Alemania, el Museo de La Plata y del Museo Municipal de Ciencias Naturales Pachamama de Santa Clara del Mar, utilizamos isótopos estables para reconstruir las relaciones tróficas del tigre dientes de sable y otros carnívoros del Pleistoceno tardío de Buenos Aires. El tigre dientes de sable consumía preferentemente mamíferos de gran tamaño que habitaban ambientes muy abiertos y podría haber competido con el gran cánido carnívoro Protocyon. La poca variabilidad que muestran los isótopos del tigre podría avalar la hipótesis que sostiene que estos félidos tenían grupal análogo al de los leones actuales.

Este tipo de estudios no sólo permite reconstruir cómo vivían las especies extinguidas y las comunidades del pasado, así como reconstruir la evolución de la vida, sino también entender las causas de su extinción lo cual es relevante en el contexto de extinciones presentes y futuras.

* Francisco Prevosti es investigador independiente del CONICET en el Centro Regional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de La Rioja (CRILAR), donde se desempeña como su Director. Se especializa en el estudio de los mamíferos carnívoros fósiles y vivientes de América del Sur.