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País Ciencia se presentó en Villa María, Córdoba

La plataforma brindó charlas de divulgación de la mano de sus investigadores.


En el marco de la Plataforma País Ciencia del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), los investigadores Ezequiel Vera y Natalia Lozano, y la Lic. Teresa Laborde, brindaron charlas y talleres para alumnos de escuelas secundarias de Villa María, Córdoba. La apertura de las actividades estuvo a cargo del director de la Plataforma País Ciencia e investigador del CONICET, Dr. Claudio Fernández, que disertó junto al intendente de Villa María, Martín Gil, y el presidente de la Fundación para el Progreso de la Neurología (FUPRON), Dr. Sergio Vesco.

La cita fue en el Centro Cultural Leonardo Favio. Concurrieron en total más de doscientos alumnos de diferentes escuelas locales: el Instituto Secundario Bernardino Rivadavia, la Escuela Superior Integral de Lechería, y el Colegio Nacional, entre otros.

“Tenemos un especial cariño por Villa María, por el interés que siempre muestra la ciudad por el conocimiento hacia la inclusión social”, dijo Claudio Fernández ante los alumnos presentes en la apertura. “Nuestra idea es sacar la medicina a la calle. La juventud no está perdida: actividades como esta generan entusiasmo, posibilidades, posibilidad de orientación a los jóvenes”, manifestó por su parte Sergio Vesco, de FUPRON.

A su turno, el intendente Martín Gil expresó que País Ciencia es una experiencia inédita que consiguió romper con los estándares científicos del país: “Logró diluir el individualismo, el interés primordial en el éxito y el progreso personal, trabajó en la disminución de las brechas sociales y en la generación de más posibilidades de trabajo”. Finalmente, anunció que el Municipio financiará –en una idea conjunta con FUPRON y País Ciencia- entre 15 y 20 proyectos de escuelas secundarias que pretendan solucionar alguna problemática regional. “La idea es que desarrollen elementos técnico-científicos para transformar, en pequeña escala, la sociedad”, indicó.

 

Hablemos del cerebro

Luego, se dio lugar a las charlas. Teresa Laborde, Licenciada en Historia del Arte que se desempeña en la Universidad de Lanús y Natalia Lozano, investigadora de la Universidad de Lomas de Zamora, ambas pertenecientes a la Plataforma País Ciencia, profundizaron sobre conceptos referidos al cerebro emocional y las neurociencias cognitivas. Primero fue el turno de “En busca del cerebro emocional”, la charla brindada por la licenciada en Psicopedagogía Natalia Lozano.

“¿Ustedes sabían que por día tomamos entre mil y mil quinientas decisiones?  Té o café, pollera o pantalón, lo llamo o no lo llamo, nuestro cerebro está eligiendo constantemente y eso depende de nuestro perfil emocional”, advirtió Lozano, que realiza un doctorado en Neurociencias Cognitivas. Según planteó, “en nuestra vida cotidiana adaptamos nuestra conducta con lo que creemos que le pasa al otro, y para eso nos guiamos en la mirada”, y explicó lo que sucede en el lóbulo frontal. “Vieron que hay gente que se hace amigos rápido, a otros les cuesta más. Eso tiene que ver con la capacidad de la persona de leer la mirada del otro para entender sus condiciones emocionales”. Mostró, entonces, diferentes miradas en el proyector e invitó a los estudiantes presentes a adivinar el estado emocional de cada fotografiado. Celoso, sorprendido, cara de odio, de tristeza fueron algunas de las emociones a detectar por los asistentes, que en algunos casos acertaron y en otros no. Lozano, entonces, explicó que existen seis emociones básicas–e innatas- que son más fáciles de interpretar que otras, como estar triste, contento, o disgustado. “Esas emociones –mencionó- las podemos leer hasta en otras especies, como en los perros”. A continuación, proyectó un cortometraje de suspenso para introducir qué sucede en nuestro cerebro –qué conexiones se activan- cuando sentimos miedo. “Cuando nos asustamos se encienden nuestras amígdalas cerebrales y hacen que no se mida el lóbulo frontal, que nos permite leer las situaciones. Entonces transpiramos, podemos llorar, taparnos los ojos, insultar o hasta temblar”, explicó. Finalmente, proyectó otro video con situaciones absurdas que se desencadenan cuando las amígdalas cerebrales actúan de manera automática, preparando los músculos para un posible ataque sin medir la realidad a primera vista. La filmación mostró cómo reaccionan las personas cuando ven un esqueleto manejando un auto, un hombre corriendo disfrazado de dinosaurio, u otro sin piernas.

Luego, Lozano junto a Laborde dieron un taller de Neurociencias Cognitiva, donde propusieron experiencias lúdicas que permitieron a los alumnos analizar el funcionamiento cerebral a través de juegos de memoria, con variables de color, y un test para medir la capacidad de hacer diferentes cosas a la vez. Las propuestas tuvieron como finalidad que los alumnos reflexionaran sobre las funciones que se presentaban al reconocer sus propias habilidades durante cada ejercicio.

 

Desmitificando dinosaurios

 También, el paleobotánico e investigador del Museo Argentino de Ciencias Naturales y del CONICET Ezequiel Vera brindó su charla “Paleontología, mucho más que Jurassic Park”, y luego brindó un taller sobre “El camino del paleontólogo”.

Vera aclaró cuestiones en torno a la propiedad de los fósiles, así como develó los errores más comunes reflejados en fotos y películas sobre dinosaurios, así como repasó los que se sostienen desde el sentido común. “Muchas veces, en películas como Jurassi Park, se muestran cosas no del todo correctas –expresó-, asíque los invito a dudar y tener u pensamiento crítico para todo”.

Vera comenzó, claro, por la famosa película de Steven Spielberg: “Todo parte de mosquitos que supuestamente picaban a dinosaurios y permitían revivirlos, pero en una escena nos muestran un mosquito que en realidad no picaba”, dijo. Después de un breve repaso por las distintas ramas de la paleontología, se encargó de revelar cosas como que en la película Fantasía, de la compañía Disney convivían en pantalla dinosaurios diferentes que, en la realidad, nunca vivieron juntos. Para continuar, examinó una foto de un documental en la que se ve un dinosaurio metido entre plantas con flores. “Acá claramente no contrataron un paleobotánico, porque los dinosaurios jurásicos no coexistieron con plantas con flores”, indicó. Luego fue el turno de otra película de Disney, llamada “Disney Dinosaur”. “Allí se muestra que convivían dinosaurios de Chubut con otros de Canadá y también con lemures de Madagascar, algo imposible”, dijo.

Y ¿cómo se descubren los fósiles en los hechos? ¿Se encuentran en el campo así de lindos y enteros como mostraba Jurassic Park en el campamento? Vera comparó las escenas cinematográficas con fotos reales de campaña. “En la excavación no siempre se encuentran los esqueletos completos y todos juntos”, indicó, y dio el ejemplo del Puertasaurus, el dinosaurio que se supone más grande del mundo, del que sólo se descubrieron cuatro huesos, suficientes para reconstruir toda su figura.

Para finalizar, explicó brevemente para qué sirve la paleontología: “Para conocer a los organismos que habitaron el pasado, cómo se relacionan estos organismos entre sí y con los actuales en la Tierra, cómo estos organismos vivían y se relacionaban con su entorno, obtener información ambiental basada en los fósiles y entender cómo fueron cambiando los ecosistemas a lo largo del tiempo, para poder comprender mejor, en síntesis, el mundo actual”. Luego, en su taller práctico, discutió con los alumnos la manera de trabajar de los paleontólogos, desde la obtención de los fósiles hasta su publicación como un artículo científico. Y propuso, como ejercicio práctico, que los presentes interpreten la rastrillada de dinosaurios a través de huellas dibujadas en un papel.