IGEHCS   24394
INSTITUTO DE GEOGRAFIA, HISTORIA Y CIENCIAS SOCIALES
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
.-?Historia, violencia y memoria en la construcción de identidades: desaparecidos y sobrevivientes de la última dictadura en espacios locales de la provincia de Buenos Aires
Autor/es:
ECHEVERRÍA, OLGA
Lugar:
Olavarría
Reunión:
Jornada; V Jornadas de Antropología Social; 2015
Institución organizadora:
Facultad Ciencias Sociales
Resumen:
Los/as desaparecidos-aparecidos/as son una pieza indispensable para denunciar el horror y para llevar adelante los reclamos de justicia. Sin embargo, de ese rol asignado, del deber de memoria, emerge una tensión que no siempre puede ser resuelta por las víctimas sobrevivientes. Como parte de una generación que pensó antes en lo colectivo que en lo individual hablan en nombre de quienes no pueden hacerlo, pero en ese camino sus propios padecimientos se diluyen, ellos mismos se disgregan en una trama que pareciera establecer escalafones de sufrimientos. Basta recorrer los testimonios del Juicio a la Juntas para ver que cada expresión de una víctima suele ir acompañada de la re pregunta ¿vio a otras personas en esa situación?, ¿recuerda sus nombres?. Incluso ante relatos muy difíciles de hacer para cualquier persona (como reconocer haber sido víctimas de delitos sexuales en los centros de detención), rápidamente jueces y fiscales indagan, ¿supo de otras personas que hayan sufrido lo mismo?. De tal modo, los sobrevivientes son llamados a narrar el espanto, pero más que el propio, el que vivieron los que murieron. Un narrar lo no vivido, que pone en tensión al propio testigo y agiganta sus fantasmas. Pero además, como muy lucidamente señala Agamben, los juicios (como toda la Justicia del mundo occidental moderno) tienen un sentido en sí mismos y por necesarios que fueran esos procesos (se refiere a Nuremberg) y a pesar de su manifiesta insuficiencia (afectaron en total a unos pocos centenares de personas), contribuyeron a difundir la idea de que el problema había ya quedado superado. Las sentencias habían pasado a ser firmes, y las pruebas de la culpabilidad se habían establecido de manera definitiva. Al margen de algún espíritu lúcido, casi siempre aislado, ha sido preciso que transcurriera casi medio siglo para llegar a comprender que el derecho no había agotado el problema, sino que más bien éste era tan enorme que ponía en tela de juicio al derecho mismo yle llevaba a la propia ruina. Y continúa diciendo Agamben, ?La confusión entre derecho y moral, y entre teología y derecho, ha producido también algunas víctimas ilustres. Una de ellas es Hans Jonas, (?) especializado en problemas éticos. En 1984, con ocasión de la entrega del premio Lucas, se ocupó de Auschwitz. Y lo hizo apelando a una nueva teodicea, es decir preguntándose cómo es posible que Dios haya tolerado Auschwitz. La teodicea es un proceso que no pretende establecer las responsabilidades de los hombres, sino las de Dios. Y con el juicio el horror no termina, no se callan ni la angustia, ni la vergüenza de la víctima, pero tampoco la de la sociedad que continúa su cotidianeidad a pesar de ese espanto que nunca acaba y conoce. (Agamben, 2000, 15-19).