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El proceso de canonización de Don Bosco fue extenso. Se abrió en 1890 y culminó el 1 de abril de 1934. Durante esos 44 años, la Congregación salesiana consolidó su Obra educativa y misionera en la Argentina. La figura de Don Bosco se expandió durante este período de organización política y territorial de la Argentina a todo el país a través de los colegios, parroquias, oratorios, centros de misión y hospitales. Es nuestro objetivo investigar la figura de Don Bosco en la Argentina a través de la repercusión que tuvo su canonización dentro de la Congregación salesiana en nuestro país, como en el ámbito civil. La figura de los santos puede analizarse como conformadora de matrices identitarias. Su dinámica de transformación histórica, genera o fortalece identidades sociales en construcción, que en muchos casos por su extensión y masificación resultan fuente de identidades nacionales (Mallimacci, 2013). Desde esta perspectiva, nos proponemos estudiar las repercusiones sociales de la canonización de Don Bosco en la Argentina, para observar como la Congregación salesiana en nuestro país ha sostenido, reflejado, configurado y resignificado, mediante distintas estrategias institucionales y cultuales, la figura de Don Bosco en su proceso de santidad. Para ello analizaremos la documentación de los Archivos de Buenos Aires y Bahía Blanca, que a través de las crónicas de las casas, impresos y circulares, que nos posibilitarán advertir ?la influencia del imaginario (?) sobre las identidades individuales y colectivas, así como su estrecha relación con la legitimación del poder religioso como factor político? (Fogelman, 2013: 10). En ese sentido observaremos como la figura de Don Bosco se fue construyendo y consolidando en algunas facetas particulares que se identificaban con cada obra local, y que se observan en los impresos producidos por ambas Congregaciones para publicitar los festejos relativos a la beatificación y canonización de su fundador. Para ello, las fuentes periódicas civiles y religiosas resultan de gran interés ya que allí se puede advertir la interacción de las agencias que convergen en un espacio común. De esta manera, por ejemplo: el Don Bosco ?civilizador? sobresale en la Patagonia, mientras que el ?educador? se afianza en Buenos Aires, el ámbito pampeano y la región cuyana. Por ello podemos afirmar que la dinámica de la memoria colectiva nos posibilita interpelarla desde la construcción territorial, es decir, desde distintos imaginarios sobre un lugar en el que se han naturalizado prácticas y sentidos que abrevan más en presupuestos que en la observación directa (Navarro Floria, 2007). Es posible entonces, construir una ?cartografía?, en el sentido de Grossberg (1992), que tenga en cuenta la figura de un santo imbricada con la diversidad cultural de cada región, para comprender el fenómeno devocional a través de las realidades socio políticas que lo rodean y los efectos que ocasionan en su pluralidad de manifestaciones culturales. Para este trabajo tomaremos dos ejemplos ilustrativos de distintas regiones del país: El Diario "El Pueblo" en Buenos Aires y el Diario "Río Negro" en la Patagonia.Desde la proyección social, figura de un santo construye "territorialidad", "a través de las formas en que los grupos sociales se identifican y manifiestan sus solidaridades mediante el espacio en general y el espacio regional (Benedetti, 2011:66). De esta manera podemos analizar a través de las representaciones colectivas y simbólicas que se forjaron en el proceso de canonización de Don Bosco en la Argentina, cómo la figura de este Santo ha configurado identidad y territorialidad, para ?vincular estrechamente las posiciones y las relaciones sociales con la manera en que los individuos y los grupos se perciben y perciben a los demás?, (Chartier, 2007: 70).